La derecha se echa al monte
Se veía venir. Cuando un partido político toma la bandera de la mentira, a falta de otras razones, es porque se siente incapaz de moverse en democracia. Ese lugar de convivencia en el que se confrontan las ideas y unas veces se gana y otras no.
El Partido Popular ha demostrado sobradamente esta incapacidad, cosa por otra parte lógica, ya que se cree en posesión por derecho natural de las escrituras de propiedad del poder. Que una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad ha sido su método de trabajo, desde que un 14 de marzo las urnas no les dieron la razón, y a partir de ese momento, se ha envuelto en banderas teñidas de ignominia y en la incontinencia y el resentimiento de locutores incendiarios que no soportan la libertad.
El boicot al Grupo PRISA, por parte del partido de Aznar y Rajoy, resulta jocoso si tenemos en cuenta lo que escupen a la calle cada día sus medios de comunicación afines. Pero es triste si tenemos en cuenta que está resucitando una España cainita que creíamos enterrada para siempre.
