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EL ENREDO
Columna
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Llega el crecepelo

TODAS LAS CAMPAÑAS ELECTORALES tienen un punto muy atractivo, que es la del charlatán de feria. Es algo de poco prestigio, pero que tiene su gracia: de repente un tío con un cajón de madera se planta en medio de la calle y anuncia crecepelo infalible. Lo bueno es que lo compramos. En pocas semanas, España se llenará de vendedores de crecepelo, con una peculiaridad: en lugar de ofrecer crecepelo, 'amenazan' con crecepelo. "¡Si vota a Fulano, le crecerá el pelo allá donde no debe crecer nada!".

Ya no hay campañas en positivo, con lo bonito que era cuando te prometían el paraíso. Están las inauguraciones, es verdad, pero ya no es como antes, cuando te decían: "¿Ven este cacho de vía? Pues aquí ha nacido un tren de gran velocidad que unirá Chinchilla con Tokio en 20 minutos". Ahora te amenazan con el infierno. "A los niños les crecerán tres cabezas, Elsa Pataky estará prohibida y el fútbol será delito". Si vota usted al PP nos vamos a la guerra, y si vota usted al PSOE, se rompe España. En el último mes, el campeonato de España de vendedores de crecepelo lo ha ganado el Partido Popular. Mucha gente se preguntaba alarmada: ¿pero qué pasará este mes, por qué se han puesto así? ¡Tate! Que se cumplían cuatro años del inicio de la guerra de Irak. Por eso hacía falta una cadena de manifestaciones, por eso en el final de las manifestaciones era obligado decir que allí estaban todos los españoles, por eso había que decir que Zapatero va en dirección contraria a todos los españoles, para tener un contrapeso mediático el día en que hubiera que recordar que Aznar nos llevó a la guerra contra la opinión del 90% de los ciudadanos

Otegi podría hacerse rico con un libro de autoayuda titulado: 'Mil y una formas de no condenar la violencia'

A veces, se pierde uno en sesudos análisis y todo se reduce a la necesidad que tienen Rajoy, Acebes, Zaplana y Aznar de decir: a Zapatero le pasa lo mismo que a nosotros. Eso es lo malo de los actuales dirigentes del PP: que han perdido el optimismo. Todos los días ponen a Zapatero a caer de un burro y su máxima aspiración es que los ciudadanos piensen que Zapatero es como ellos mismos. ¡Hombre! Un poco de optimismo. Por eso el PSOE estaba tranquilo, porque la obra de gobierno puede ir mejor o peor, pero cada año llega un aniversario de la guerra de Irak, y es el momento de recuperar unos puntos en las encuestas. Jesús, qué paciencia tenemos.

Suerte que tenemos un juguete nuevo, hay culebrón nuevo en la oficina: ¿condenará Arnaldo Otegi la violencia? ¿La rechazará, por lo menos? ¿Dirá que la violencia es mala? ¿Dirá que la violencia no es lo mejor? Arnaldo Otegi está tonto. Con un poco de astucia podría forrarse escribiendo un manual de autoayuda: Mil y una formas de no condenar la violencia. Lo último de lo último es que es un error. Toda la energía política del país está puesta en que Otegi diga: "¡Sí, condeno!". Por fortuna, a Otegi no le gusta el protagonismo, así que probablemente estará muy enfadado. ¿Y si el día que decide condenar la violencia se resfría, coge una afonía y pierde la voz? Todo un proceso político en jaque por un resfriado. No somos nada.

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