Esta OPA ya es un caos
Los recientes episodios en torno a Endesa agravan la sensación de desorden que en los últimos meses gravita sobre la maraña de operaciones financieras, medidas y contramedidas que gravitan sobre la empresa eléctrica española. El pasado jueves se filtró de forma inconveniente la negociación entre Enel y Acciona para presentar una OPA sobre el grupo eléctrico español "en caso de fracaso de la oferta de E.ON".
Como consecuencia espuria de esa filtración, y dado que la hipotética oferta superará los 40 euros, los accionistas de Endesa pueden sentirse estimulados, aunque no cuente por el momento con garantía alguna, a guardarse sus acciones y esperar a la informulada OPA ítalo-española. Acciona confirmó ayer las conversaciones con los italianos, de forma que los accionistas de Endesa se encuentran entre el pájaro en mano de los 38,75 euros que ofrece E.ON y el ciento volando de los más de cuarenta que podría ofrecer la sociedad Enel-Acciona en caso de que llegaran a tener éxito sus negociaciones.
Como puede apreciarse, el grado de confusión es muy elevado. Pero la Comisión del Mercado de Valores (CNMV) intervino para introducir un poco más de polémica. Decidió prohibir a Enel y Acciona, en conjunto o por separado, lanzar una OPA por Endesa en un plazo de seis meses y permitir a E.ON que aumente el precio de la OPA. En apariencia, la CNMV ha salido al paso del riesgo de que, con una información que puede ser un simple rumor, Enel y Acciona consigan perjudicar gravemente las opciones de E.ON de comprar más del 50% del capital de la eléctrica española.
El problema es que la CNMV debería explicar mejor, si le es posible, los fundamentos de derecho de semejante prohibición. Como no se trataría de una OPA competidora, no son pocos los juristas que consideran que no hay base para impedir que se hagan ofertas públicas por las acciones de una compañía una vez que ha vencido una OPA anterior. De hecho, existen precedentes en la CNMV de autorización de una OPA sucesiva.
La sensación de desbarajuste aumenta ante la decisión de permitir a E.ON que suba el precio. Conviene recordar que fue la propia Comisión la que obligó a E.ON a presentar un sobre cerrado con el precio de la oferta, a pesar de que no tenía competidor; que semejante modalidad excluye por definición cualquier variación de precio; y que, por tanto, la CNMV se está saltando ahora de forma probablemente arbitraria un corsé que se empeñó en imponer.
Este caos no es casual. Arranca con la decisión de los directivos de Endesa de oponerse a la OPA de Gas Natural, en un intento legítimo de lograr el mayor beneficio para sus accionistas, y se ha prolongado con las patosas decisiones del Ejecutivo para bloquear la entrada de E.ON. Esta larguísima e interminable cadena de malas decisiones y enfoques equivocados ha conducido hasta un laberinto que está poniendo a prueba la capacidad financiera de los ofertantes, la paciencia de sus accionistas y el arbitraje equilibrado de los reguladores.
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