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El suicida de Casablanca tenía planeada una ola de atentados

La policía española puede respirar. La voladura por un kamikaze, el 11 de marzo, de un cibercafé de Casablanca no guarda ninguna relación con el tercer aniversario de los atentados de Madrid como se sospechó en un principio. Abdelfeta Raydi, el terrorista que se suicidó hace 12 días, no tenía ninguna intención de provocar la explosión ese día ni en ese lugar.

Desde el 7 de marzo llevaba, eso sí, adosado a su cuerpo un cinturón con 350 gramos de explosivos que tenía la intención de hacer detonar si era detenido. El altercado con el hijo del dueño del cibercafé fue un "accidente milagroso", según varios diarios marroquíes. Sólo causó cuatro heridos. Se evitaron así males mayores que hubiesen consistido en atentados contra instalaciones turísticas, Agadir, Marraquech y Esauira y ataques contra barcos extranjeros en el puerto de Casablanca.

Toda esta información sobre los resultados de la investigación policial fue proporcionada, a mediados de semana, por el ministro del Interior de Marruecos, Chakib Benmussa, y su adjunto, Fuad Ali Himma, a los directores de los principales periódicos marroquíes.

Desde el 11 de marzo, 223 personas fueron interrogadas por la policía y 24 detenidas por complicidad con el kamikaze. Otros seis están huidos. La mitad de los apresados estaban preparados para suicidarse junto con Raydi.

El 60% de los adeptos eran originarios de Sidi Mumen, una barriada de chabolas e infraviviendas situada al norte de Casablanca. De ahí partieron hace cuatro años los jóvenes que se perpetraron ataques suicidas causando 45 muertos, la mayoría en la Casa de España, donde fallecieron cuatro españoles. Aquellos atentados y los que planeaba Raydi no contaban con el apoyo directo de Al Qaeda.

El ministro del Interior expresó además su preocupación ante "la proliferación de combatientes magrebíes que se dirigen a Irak y a Afganistán". En 2006 la policía marroquí desmanteló 11 redes que enviaban a jóvenes a esos dos países a través, sobre todo, del norte de Malí donde eran brevemente entrenados por los salafistas argelinos ahora denominados Al Qaeda del Magreb. Sólo desde Tetuán salieron unos 40.

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