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Reportaje:SIGNOS

La fuerza invencible del deseo

Ernesto Pérez Zúñiga dibuja pasiones ocultas en la novela 'El segundo círculo'

El misterio del deseo y sus escondidos mecanismos. Los sueños que se adueñan de la mente, la nostalgia del pasado posible que no fue o la huida a través de la pasión. La novela El segundo círculo (Algaida), de Ernesto Pérez Zúñiga, explora estos territorios. El segundo círculo obtuvo el XVI Premio Internacional de Novela Luis Berenguer en San Fernando (Cádiz).

Lumbres, un pueblo semiabandonado junto al que se ha construido una moderna urbanización, es el escenario de la novela. Ancianos que ven pasar lo que les queda de vida tras años de penalidades se cruzan con jóvenes profesionales llenos de vigor. Aparte de un lugar en el que se repite un fenómeno habitual en España, Lumbres es también un espacio mágico. Los muertos continúan presentes y acechan la existencia de los vivos. Siguen los pasos de aquellos que disfrutan del placer y la esperanza.

Pérez Zúñiga (Madrid, 1971) vivió su infancia y parte de su juventud en Granada. "Viví en Granada desde los cuatros años hasta que terminé la carrera a los 23 años. Soy licenciado en Filología Hispánica. Luego, viví en Ronda y Cádiz. Trabajé en La Línea como profesor de instituto. Llegué a Madrid en el otoño de 1997. Participé en la vida literaria granadina haciendo recitales como poeta. Granada es donde me crié, formé y me desarrollé, sobre todo como poeta. Mi llegada a Madrid hizo que se desarrollara un mundo narrativo dentro de mí. Cuando me fui a Madrid dejé mi vida anterior: una novia, la enseñanza... Tomé conciencia de que para desarrollarme literariamente y encontrar mi propia voz necesitaba estar solo en un mundo que no conocía. Empecé a trabajar con editoriales. Ahora trabajo en el Instituto Cervantes", relata.

El deseo subyace bajo la novela como una corriente subterránea, una pulsión que golpea insistente. "Quería desarrollar el mundo del deseo, del cumplimiento del deseo... Quería mostrar cómo la vida nos hace cumplir y renunciar a deseos fuertes", señala. Pérez Zúñiga diseña un mapa del deseo a través de distintas edades. "Por un lado, está la generación de personas de entre 30 y 40 años, que vive plenamente en la sociedad del siglo XXI. Luego está el mundo de la infancia, sobre todo ese paso de la infancia a la adolescencia, en el que uno se transforma según el deseo. También está la sociedad rural, esas personas de entre 80 y 90 años. Y, finalmente, tenemos a los muertos, que muestran cómo desde la imposibilidad de estar en la vida funciona ese deseo", detalla Pérez Zúñiga, que también es autor de la novela Santo diablo (2004).

Dante situó en el segundo círculo del infierno a los lujuriosos. De ahí viene el título de la novela. "En la Divina Comedia los lujuriosos están allí porque han consumado el pecado capital. En la novela los muertos siguen deseando lo que está en la vida, reconocen lo que podían haber hecho y la dinámica de la vida no les dejó hacer. En la novela los muertos logran, a través de una especie de rito con una bruja y un sacerdote extraño, tocar de manera violenta los cuerpos de la gente. Uno de los personajes de la novela a través del sueño conecta con uno de esos espíritus y de hecho tiene una especie de relación carnal", comenta Pérez Zúñiga.

Los personajes que entran en la madurez también se sumergen en el deseo. "Los adultos coquetean entre ellos. Están cansados de sus parejas y desean la del otro. Eso contrasta mucho con los niños, que empiezan a ligar con las chicas de la piscina, que tienen un deseo de conocer la vida que todavía es puro y no está corrompido", agrega.

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"En la novela está muy presente cómo el mundo actual del deseo choca con la tradición moral en la que nos han educado. Vemos cómo unos personajes dicen unas cosas y desean por dentro todo lo contrario, cómo esa pulsión auténtica lucha contra la moral. Es ese contraste entre lo que tenemos dentro y lo que hacemos, que produce una frustración tremenda alrededor", asevera Pérez Zúñiga.

Y en el aire del pueblo se respira la magia de lo oculto. Una atmósfera de seres que pasaron empapa cada rincón. "El mundo mágico siempre empieza en nosotros mismos, en nuestros sueños, en nuestro inconsciente... En la sociedad rural ese mundo mágico está vivo. En España hay un mundo mágico rural impresionante, un mundo de ánimas benditas, de la adoración de santos... Ahí está todo lo que tenemos en el inconsciente. Cuando se oponen y contrastan un mundo tan moderno como el de hoy con ese mundo antiguo y mágico, se puede producir una tragedia", concluye el escritor.

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