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Reportaje:

Bilbao completa su primera regeneración

Concluye la remodelación urbanística del barrio de Amezola tras más de 12 años de obras y 80 millones de inversión

Supone el primer proyecto completado de la conocida como primera transformación urbanística de Bilbao. Lo que se inició con la construcción del Museo Guggenheim y ahora continúa con la remodelación de la zona de Abandoibarra, junto a la ría del Nervión, tuvo en medio al barrio de Amezola. Más de 12 años de trabajos y una inversión de 80 millones de euros han cerrado su transformación, que ha servido para superar la barrera de las líneas de tren de Renfe y Feve a su paso por la ciudad.

Las autoridades inauguraron ayer la última fase de la urbanización de Amezola, que han supuesto una inversión de 19,4 millones para urbanizar un total de 31.000 metros cuadrados y soterrar la playa de vías de la línea de mercancías de Renfe.

Tras Amezola y con Abandoibarra en obras, queda pendiente el plan de Zorrozaurre

Los trabajos comenzaron el 20 de junio de 1994, según recordó ayer el alcalde, Iñaki Azkuna, con los primeros derribos. Luego llegó la construcción de un parque de más de 35.000 metros cuadrados y una zona residencial con 900 pisos que cambió de raíz la fisonomía de una zona donde el ferrocarril impedía la conexión del barrio con el centro de la capital. Ya en 2002, se abrió la calle más ancha de Bilbao -la Avenida de Ferrocarril, que alcanza los 50 metros en algunos tramos- habilitada sobre la línea de Cercanías de Renfe, que requirió una inversión superior a los 35 millones de euros.

Aunque menos conocida que Abandoibarra -la zona junto a la Ría donde se ubican el Guggenheim, el Palacio Euskalduna y donde se emplazará el rascacielos más grande de Euskadi, la nueva sede de Iberdrola, con 165 metros de altura-, Amezola fue el pistoletazo de salida a la transformación urbanística de una ciudad constreñida por las obsoletas industrias junto a la Ría y el paso del ferrocarril por su centro. Esta regeneración ha dado pie al soterramiento de las otras vías férreas que atraviesan Bilbao, las de Feve, que se han definido como la obra más compleja en la ciudad en los últimos 20 años. Este proyecto es fundamental para la renovación del barrio de Basurto, puesto que eliminará la barrera física que le separa del de Rekalde y permitirá acometer el nuevo acceso a la capital que sustituirá al de Sabino Arana, el más transitado en la actualidad.

Las obras de este soterramiento, iniciadas a finales del pasado año y que culminarán en 2008, tienen un presupuesto similar a todo lo invertido en Amezola -80 millones de euros- y permitirán crear un parque de 12.000 metros cuadrados frente al hospital de Basurto (por donde ahora discurre una carretera), un bulevar de un kilómetro de longitud, 14.000 metros cuadrados de zonas ajardinadas, un bidegorri de 2,1 kilómetros y la construcción de una estación del tren frente al centro hospitalario.

La eliminación de la trinchera de Feve no se detendrá en Basurto, puesto que en junio pasado se alcanzó un compromiso entre la compañía ferroviaria, el Ayuntamiento, la Diputación vizcaína y la sociedad de regeneración Bilbao Ría 2000 para extender el soterramiento al tramo de la línea de mercancías que discurre en superficie por el barrio de Irala. El presupuesto asciende a 24,4 millones de euros y empezará a acometerse cuando concluyan los trabajos de Basurto.

Con Amezola concluido y Abandoibarra en pleno proceso de obras, queda pendiente el otro gran plan urbanístico: Zorrozaurre, en el límite con Barakaldo, el de mayor extensión (72 hectáreas), y una inversión, tanto pública como privada, calculada ahora en 1.425 millones de euros.

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