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Columna
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Camps va en valla

Los espacios urbanos, las estaciones de metro y los accesos a pueblos y ciudades de nuestra autonomía, muy pronto estarán bajo la advocación de Francisco Camps. Es un Camps con aspecto de ejecutivo progre, que escudriña confiadamente el futuro, en mangas de camisa y con corbata roja, sobre un fondo azul telegénico. Los expertos en publicidad exterior han expuesto al candidato del PP a la Generalitat valenciana, a las inclemencias meteorológicas y políticas, como si se tratara de una prenda inarrugable. Vicente Rambla, portavoz del Consell y director de campaña, ha rubricado un mensaje de moderación, que no se compadece con el gesto agrio de ese trío de plañideros, que van de bolos procesionales todos los sábados, iluminados de salvapatrias. Si la cara es el espejo del alma, la valla es el retrovisor de la hipocresía. Y lo que se pone en la urna es una convocatoria a la transparencia de la gestión pública, y no un una invitación a la pasarela. En cualquier caso, el modelo Camps es un modelo sobrado de cremalleras y bolsillos amplios, pero ocultos, entre tanto y tan escogido floripondio. Un modelo agotado, en fin. Pero en la iconografía de las próximas elecciones, el candidato socialista Joan Ignasi Pla, acompañado de Etelvina Andreu, aspirante del mismo partido a la alcaldía de Alicante, en medio de un urbanismo de piolet y escalada, se nos ofrecía, por el contrario, una estética de mal apaño, aunque quienes hacen la lectura de esos lenguajes instruidos por la semiótica y otras muy sutiles semias, interpretaron que los contenidos tenían tela. No disponemos de noticia acerca de si el Compromís pel País Valencià va a tirar de cartelería de gran formato: ver a Gloria Marcos, cabeza de lista para las autonómicas, por las nubes o en un paraje en trance de recalificación, puede parecer una figura retórica más que una moratoria urbanística. Y los partidos o coaliciones de recursos económicos modestos se ocupan más de acudir en volandas que en vallas allí donde se pretende hacer leña de un ficus o perpetrar cualquier depredación de nuestro patrimonio. Tras los comicios de mayo, el papel de clave puede ser el destino y la responsabilidad del Compromís. Clave para abrir y vigilar el país a la racionalidad y a los intereses generales. Parece evidente que nuestra autonomía está en el punto de mira del PP y de los socialistas. Para el PP es una cantera que ya ha dado nuevas glorias a los gobiernos de España: Eduardo Zaplana y Federico Trillo -ambos naturales de Cartagena-; y para los socialistas se trata de reiniciar una obra que se les fue de las manos, por sus descuidos y torpezas, hace ya mucho. Desalojar al PP de las instituciones valencianas y colocarlo en la oposición es un empeño compartido por el PSPV y la reciente coalición. Y como nadie se fía de la demoscopia, unos y otros tiran del prestigio e influencia de sus más conspicuos dirigentes. Si Camps estrena pasarela será de la mano de Rajoy, quizá de Acebes, difícilmente de Zaplana. Pero, cuidado con algunos. No son recomendables.

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