Ningún informe relaciona averías y denuncias por sabotaje
Ninguna investigación ha relacionado hasta el momento alguna de las averías del metro con los actos de sabotaje que han sufrido algunos vagones. Sin embargo, la Consejería de Transportes ha conseguido confundir a la opinión pública al conectar las 23 averías en el suburbano en lo que va de año, y que han afectado a miles de viajeros, con las 22 denuncias por sabotaje que ha presentado ante la policía desde el pasado 13 de febrero.
Ha dado a entender que el sabotaje causó las averías, para no admitir que éstas son producto de la falta de mantenimiento y personal, como han denunciado los sindicatos y el PSOE. "El transporte público ha subido un 57% desde que gobierna el PP, mientras que la inversión en mantenimiento se ha recortado en 17.000 euros por kilómetro en los últimos 15 años", afirmó ayer el candidato socialista a alcalde, Miguel Sebastián, que consideró "intolerable que los gobernantes trasladen su responsabilidad sobre el mantenimiento a los trabajadores del metro".
Las denuncias se produjeron por actos vandálicos sufridos por varios coches, que se descubrieron al ser revisados en cocheras. Ninguno estaba en servicio. Un informe de la Jefatura Superior de Policía fechado el pasado 6 de marzo concluye sobre las 13 primeras denuncias que los desperfectos de los coches son fruto de "una acción humana directa y voluntaria". Se trataba de cortes del cable de radioteléfono, en el sistema de seguridad micro del hombre muerto o introducir pegamento en las puertas, entre otras.
Acusaciones sin fundamento
El pasado 8 de mayo se produjo la que, hasta ayer, era la última avería del metro. Un día después del accidente, provocado por la caída del motor por un fallo en la sujeción y que causó 12 heridos, la consejera atribuyó el incidente a una "posible manipulación". Pero no tenía ningún argumento técnico para lanzar esa acusación y, de hecho, ni siquiera presentó denuncia por ello.
El informe que realizaron las constructoras de los coches (CAF, Siemens y Bombardier) junto con Metro de Madrid está fechado el pasado 14 de marzo, seis días después de esas acusaciones. Las constructoras no inspeccionaron el tren averiado hasta un día después de que la consejera se lanzara a denunciar una nueva manipulación.
La conclusión que obtuvieron las constructoras es que faltaban tres tornillos de los ocho que debían sujetar la carcasa que cubre el motor. Su ausencia provocó una tensión de más del 37% de lo habitual sobre el resto de los tornillos y por ese sobreesfuerzo se produjo fatiga en ellos. Ayer, la consejería se apresuró a afirmar en un comunicado que la investigación sigue abierta para restar importancia a dicho informe. Unas horas después se produjo una nueva avería.
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