33 días encerrados en Nuadibú
1.130 policías han sido movilizados para custodiar a los 204 inmigrantes del 'Marine I' que aún permanecen en la ciudad mauritana
El 12 de febrero, el Ministerio de Asuntos Exteriores logró que el Gobierno de Mauritania le concediera cuatro horas para desembarcar en Nuadibú y sacar del país a 369 inmigrantes que viajaban en el carguero Marine I. Han pasado 33 días y poco ha cambiado en la nave portuaria donde, nada más desembarcar, fueron encerrados los sin papeles. La mayoría de ellos (204) continúan amontonados en la penumbra, rascándose la sarna que el hacinamiento hace rebrotar una y otra vez, tumbados sobre las mismas alfombras y cubiertos con las mismas mantas que el primer día les proporcionaron varias ONG. En esa situación esperan ser trasladados a Europa o repatriados a sus países de origen.
El 28 de febrero, 16 días después del desembarco, el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, declaró en el Congreso de los Diputados que la crisis del Marine I era "una de las mayores que ha tenido el Gobierno español". La lentitud con que se llevan a cabo las repatriaciones de los inmigrantes amenaza con convertirla también en la más larga. Y, probablemente, en una de las más caras. Durante los 33 días que los inmigrantes llevan en Nuadibú, el Ministerio del Interior ha trasladado a esa ciudad mauritana nada menos que a 1.330 policías para custodiarlos. El primer día llegaron 130, pero luego su número fue reducido a un contingente de 40, que es relevado cada tres días. A ello hay que añadir la movilización de tres aviones: un Hércules del Ministerio de Defensa y dos reactores de 180 plazas cada uno para relevar a los agentes.
La historia del Marine I comenzó el 31 de enero, cuando el remolcador de Salvamento Marítimo Luz de Mar zarpó de su base en Tenerife y se dirigió a toda máquina hacia aguas de Senegal, donde el carguero había lanzado un SOS. En aquel momento, parecía una operación de rescate sencilla. Pero, como reza la Ley de Murphy: "Si algo puede salir mal, sale mal". Todo se complicó inesperadamente a la hora de decidir el destino del barco y de los 369 inmigrantes que llevaba a bordo.
Es posible que si el presidente de Senegal, Abdulaye Wade, no se hallase en plena campaña electoral, acribillado por sus oponentes a causa del acuerdo migratorio que acababa de firmar con España, su Gobierno hubiese aceptado el barco. Una vez descartada esa opción, también es posible que el buque fuera remolcado hasta Canarias, si no fueran a celebrarse allí elecciones autonómicas. Pero las declaraciones del Ejecutivo del archipiélago evidenciaban que los nacionalistas de Coalición Canaria sólo esperaban la llegada del barco para pasar por la quilla al candidato socialista, el entonces todavía ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar. Por estas o por otras razones (el titular de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, esgrimió en el Congreso la necesidad de "enviar un mensaje de firmeza" a las mafias de traficantes), o por todas ellas juntas, el barco fue llevado a Mauritania, que al principio se negó a aceptarlo, luego accedió a permitir una estancia de cuatro horas -del buque y de los inmigrantes- y hoy observa con paciencia sahariana el lento desarrollo de los acontecimientos.
De los 369 inmigrantes que viajaban en el Marine I, a día de hoy sólo han sido repatriados 130: 35 a Guinea Conakry -tras una larga estancia en Cabo Verde provocada por un golpe de mano en Conakry- y 95 a India. Otros 35 (22 de Myanmar, 10 de Sri Lanka y tres de Afganistán) fueron llevados a Canarias por presiones de Mauritania.
Y de los 204 sin papeles que permanecen en Nuadibú, 35 serán repatriados a India "en los próximos días", según el Ministerio del Interior. En cuanto a los restantes 169: 33 son indios, 115 han sido identificados como paquistaníes, y hay un grupo de 21 que se niegan a hablar con la esperanza de que su mutismo les abra las puertas de Europa.
El Gobierno confía en vaciar la nave portuaria de Nuadibú en Semana Santa.
Con permiso de Mister Murphy.
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