El Atlético gana en un minuto
Los de Aguirre marcan a los 31 segundos y despachan sin juego a un Depor insignificante
Andaba el personal desperezándose, cuando soltó Galletti aquel zurdazo que Aouate no pudo sacarse de encima. Se llevaban 31 segundos de partido y el Atlético se vio en el mejor escenario posible, bendecido por un gol antes de pestañear. Al instante, Jurado, el mejor del partido, progresó por la izquierda, se asomó al borde del área y lanzó un chutazo duro, abajo, a un centímetro del éxito. Tan portentoso arranque prometía una tarde de éxtasis en el Calderón. Pero el asunto se quedó en eso, en promesa. El Atlético se llevó los tres puntos con toda justicia ante un rival invisible, pero el fútbol rojiblanco, sin llegar a ser delictivo, resultó dañino, lo que no es nuevo.
Vive el Atlético en puestos europeos, a sólo dos puntos del Madrid y de su plaza de Liga de Campeones, que es el objetivo para el que está diseñado este equipo. Sin embargo, si de juego se trata, el hecho de que el Atlético esté donde está demuestra que en esta Liga hay éxitos muy baratos. Tiene el conjunto de Aguirre tantas carencias en la zona de creación que su juego llega a espantar. Las estadísticas aseguran que Maniche es uno de los futbolistas de su plantilla que más entra en juego. Lo que no se sabe bien es para qué entra. Cuesta verle mandar un balón al hueco, iniciar una penetración, triangular con sentido. El chico toca y toca en corto, hacia atrás si es posible. Y si no es posible, también.
ATLÉTICO 2 - DEPORTIVO 0
Atlético de Madrid: Leo Franco; Valera (Seitaridis, m. 5), Zé Castro, Eller, Antonio López; Galletti, Luccin, Maniche, Jurado (Gabi, m. 75); Agüero (Mista, m. 67) y Torres. No utilizados: Pichu; Pernía, Óscar Martínez y Jacobo.
Deportivo: Aouate; Manuel Pablo (Taborda, m. 80), Lopo, Coloccini, Capdevila; Estoyanoff, Sergio, De Guzmán (Juan Rodríguez, m. 46), Cristian (Verdú, m. 60); Arizmendi y Riki. No utilizados: Munúa; Juanma, Iago y Barragán.
Goles: 1-0. 31 segundos. Antonio López centra, Galletti para con el pecho y marca con la zurda. 2-0. M. 39. Gabi hace la pared con Galletti, éste centra y Mista empuja en el segundo palo.
Árbitro: Mejuto González. Amonestó a Estoyanoff.
Unos 45.000 espectadores en el Calderón.
El gol de Galletti apenas desperezó al cuadro de Caparrós, un rival invisible
Huérfano de juego, aunque con el gol de Galletti en el talego, el Atlético sobrevivió porque enfrente tuvo un rival en miniatura, un Deportivo espeso, plano, que no tuvo más latido que el que le provocaron las correrías de Estoyanoff por la banda derecha, que ningún éxito le reportaron. Golpeado desde el minuto uno, el Depor fue incapaz de irse con todo a por el partido. No hay quien pague más las lagunas mentales del equipo de Caparrós que Riki, un futbolista que amenazaba con explotar y que ha empequeñecido de golpe, hasta quedarse sin velocidad, sin descaro, sin fútbol y sin gol.
No se vino arriba el Depor, que parecía anestesiado, y el Atlético, abrigado por el tanto de Galletti, era incapaz de matar el partido, una mala costumbre ésta del equipo rojiblanco. Ayer, pudo el Atlético dejar el choque finiquitado si al inicio de la segunda parte la madera no escupe el disparo de Antonio López. O si, instantes después, el centro envenenado de Jurado, colofón de una fabulosa jugada del chaval, no bota en el larguero.
Logró el Depor, no sin trabajo, asomarse al área rival en un par de ocasiones, que resolvió sin alterarse Leo Franco, y el público comenzó a impacientarse. Tomó medidas Javier Aguirre, que decidió prescindir del mejor futbolista del partido (Jurado), para darle carrete a Gabi, decisión que no acabó de gustar a la grada, pero que le salió de vicio al técnico.
El reloj acechaba al Deportivo, que se fue arriba, aunque fuera al trote, y se olvidó de taparse, detalle éste que hizo feliz a Galletti a cinco minutos del final. El argentino, rápido y acertado ayer, aunque tan intermitente como de costumbre, agarró la pelota en el costado derecho y aceleró. Encontró en el borde del área a Gabi, quien, enorme, le devolvió el balón al hueco. Lo mandó Galletti -que le hizo un traje a Capdevila- al segundo palo, donde Mista, recién llegado, ejecutó.
Era la sentencia a un Depor cuya pobreza de argumentos aterra. El Atlético puso de estreno al brasileño Eller en la defensa y el chico, que es un tallo, cumplió de sobra, aunque abusara de algo tan poco brasileño como los pelotazos. Los nervios del primer día, serían. O el contagio, que hace estragos. Pero no fue éste un encuentro donde la defensa rojiblanca se viera exigida, a lo que ayudó, sin duda, el mini Depor que se asomó al Manzanares, donde tardó bien poco en ahogarse. Un minuto, concretamente.
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