Un aplauso al riesgo
El premio Max a las Nuevas Tendencias Artísticas reconoce el trabajo de La Fundición
Los nominados en las 23 categorías de los premios Max de teatro mantendrán la incertidumbre hasta última hora, pero los responsables de La Fundición ya saben que el próximo 16 de abril recibirán en Euskalduna el galardón reservado a las Nuevas Tendencias Escénicas. La sala bilbaína ha sido escogida por unanimidad como merecedora de esa estatuilla, una de las cuatro únicas que se otorgan por designación directa, y sus gestores la recogerán ese día durante la décima gala de entrega de los premios Max de las Artes Escénicas.
Este galardón, que se une al reciente premio Ercilla 2006 a la Mejor Labor Teatral, reconoce el esfuerzo en favor de las vanguardias escénicas realizado desde finales de 1986 por un espacio que programa regularmente montajes de danza y teatro de pequeño formato que apuestan por el riesgo y la experimentación. "Ahora se habla de creación contemporánea", señala su directora, Laura Etxeberria, "pero hace 20 años eso no existía en el vocabulario ni en las mentes de los gestores políticos, ni de la Administración, ni de los propios creadores". POr eso, recuerda Etxeberria, las dificultades padecidas en sus primeros años de actividad, cuando La Fundición "abrió un camino".
Los responsables de la sala recogerán el galardón en la gala que se celebrará en Bilbao el próximo 16 de abril
"No ha sido para nada un camino de rosas. Los primeros diez años fueron muy duros. Después se ha conseguido una credibilidad y el propio trabajo ha ido originando recursos a nivel económico -aunque todavía no estamos ahí en el nivel óptimo-, y recursos de comunicación, de contacto, de coordinación". "La segunda fase ya ha ido más rodada", reconoce Etxebarria, quien destaca la importancia de ser el único centro vasco perteneciente a la Red de Teatros Alternativos y a la Asociación Sureuropea para la Creación Contemporánea.
Es de esperar que el Max anime al público a acercarse a este pequeño teatro que este mes tratará de ocupar sus 90 butacas con Homo politicus, de La República, y coreografías de Leire Ituarte, Olatz de Andrés y Jorge Lastra como reclamos. Estas propuestas cerrarán un trimestre en el que La Fundición ha programado siete estrenos. De no ser por esta sala, muchos espectáculos no recalarían en Euskadi, lo que acredita la importancia que aún tiene la iniciativa privada en unos tiempos en los que el erario público es el gran mecenas.
Pero, pese al reducido aforo, el hecho de no programar espectáculos comerciales provoca que no siempre se logre colgar el cartel de "localidades agotadas", por lo que la subsistencia de este proyecto vanguardista resultaría inviable sin las subvenciones que recibe de la Diputación Foral de Vizcaya, el Gobierno vasco y el Ministerio de Cultura. Y también precisa del patrocinio de otras entidades públicas y privadas. "Uno trata de ser independiente en cuanto a proyecto y a objetivos, y el resto es intentar diversificar mucho los fondos, no depender de una estructura, sino de muchas, de manera que tú eres el que puedes de alguna manera controlar qué pasa con el proyecto", desvela su directora.
Etxebarria considera que si no hay más salas como la suya es porque "es una cosa muy compleja y hay que echarle mucho arrojo y valor". Las nuevas tendencias aún se miran como algo "raro" por el gran público y, en cuanto al futuro, queda mucho por hacer.
"Para las artes escénicas, para la profesión de bailarín, de actor y demás, falta el reconocimiento académico. La formación no está normalizada, no tiene titulación, no tiene hueco en la universidad, algo que podría modificar la opinión de poderes políticos, poderes culturales, medios y público con relación a la profesión. Hay todavía un punto ahí del artista, del bohemio, del teatrero, que no está recogido con el valor que debería tener", reflexiona Etxebarria. Entre sus proyectos cuenta con "seguir trabajando con el riesgo" y continuar organizando Lekuz Leku, Festival Internacional de Danza en Paisajes Urbanos, y el ciclo de danza contemporánea Dantzaldia.
El teatro vasco puede acaparar aún mayor protagonismo en la gala del próximo 16 de abril, ya que Hamlet, una producción del Teatro Arriaga dirigida por Lluis Pasqual y protagonizada por Eduard Fernández y Marisa Paredes, está nominada en cinco categorías de los Max.
Asimismo, Demasiado humano (los últimos días de Nietzsche), un montaje de la compañía Traspasos, es una de las 16 obras que optan al premio reservado al Mejor Espectáculo Revelación.
Por el premio Max al Mejor Autor Teatral en Euskera compiten en esta edición Jokin Oregi (Ezin dut egia esan), Maite Agirre (Neska politak artasoro alaiak) o Patxo Telleria (Larru haizetara).
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