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Reportaje:Motociclismo | Mañana comienza en Qatar el Campeonato del Mundo

Apasionante mano a mano

Sólo Pedrosa parece capacitado para impedir que el enrabietado Rossi recupere el trono en MotoGP

Oriol Puigdemont

Valentino Rossi, el icono mundial del motociclismo moderno, está que trina. Tiene sus motivos quien es considerado por la mayoría de los moteros como el mejor de todos los tiempos. En los cinco años consecutivos, desde 2001 hasta 2005, que se proclamó campeón en la máxima categoría, MotoGP, el italiano, de 28 años, rechazó lucir el dorsal número 1 en su máquina. ¿Por qué? Por no desprenderse del 46, que heredó de su padre, Graziano, y que le ha acompañado desde niño. Eso sí, el de Tavullia hizo zurcir un 1 en el hombro derecho de su mono de carreras. ¿Por qué? Porque así, según explicó él mismo, todos podían ver, evidentemente desde detrás, quién era el mejor.

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Sin embargo, tras cinco de ausencia, el dorsal número 1 volverá a lucirse en la temporada que echará a rodar mañana. Lo hará en el frontal de la Honda de Nicky Hayden. El estadounidense se coronó en 2006 el campeón más pobre de la historia -sólo ganó dos grandes premios de los 17 totales- tras una última cita, en Valencia, que resolvió el título a la Hitchcock: con Rossi de bruces en el suelo y Hayden, tercero, en una prueba en la que se impuso el australiano Troy Bayliss, campeón de Superbikes, con la Ducati de Sete Gibernau. Así que nunca antes un campeón había generado tanta desconfianza como Hayden. Apurado para tomar las medidas a su nueva moto, las pasó canutas durante el invierno para exprimir su potencial al máximo y ajustarla a su gusto. Aún no está claro que lo haya conseguido. A la ansiedad que le generó no dar con la tecla, se sumó el que Dani Pedrosa, su compañero en el equipo oficial de Honda (HRC), circuló como un disparo cada vez que se aupó en la moto. Por no hablar de la tremenda losa psicológica que supone ser quien destronó a Rossi.

A falta de unas horas para que el nuevo campeonato arranque en el circuito de Losail, en Qatar, nadie en el paddock apostaría, en definitiva, un euro a favor de Kentucky Kid. Mucho menos si se atiende a lo que han dictado las sesiones de ensayos invernales: un pulso cerrado entre Il Dottore y Pedrosa, lo que invita a prever un apasionante mano a mano entre ambos.

El prólogo que se escenificó hace unos días en los ensayos de Jerez no pudo ser más halagüeño. La disputa se centró en dos motos: la Honda número 26 y la Yamaha número 46. Finalmente, ganó Rossi, que pulverizó el récord del trazado, por más que Pedrosa se quedó a una sola décima de segundo del vertiginoso italiano. "La lucha con Valentino fue bonita, aunque no me fijé mucho en sus marcas. Sólo quise llevar los neumáticos de clasificación al límite y concentrarme en mí mismo", comentó el tricampeón en las categorías inferiores. Rossi representó el numerito que acostumbra tras una de sus victorias y todos volvieron acto seguido a sus talleres para salir de nuevo al asfalto y realizar un simulacro de carrera: 22 vueltas seguidas. Esta vez ganó Pedrosa, que las completó con 28 segundos de ventaja respecto a su gran rival. "Lo único claro es que será una lucha entre ellos", sentenció un mecánico de Yamaha; "basta con mirar los tiempos. Rossi y Pedrosa van rápido desde el principio mientras que a los demás les cuesta alcanzar ese ritmo".

"Mi principal adversario será Pedrosa", advirtió el propio Rossi el lunes, en Milán, durante la presentación del acuerdo entre Yamaha y Fiat, nuevo patrocinador del equipo por dos años. "Lo demostró en el invierno y lo confirmó en Jerez. Parece que se encuentra muy a gusto con su Honda", convino Vale. Tras su estreno en la cilindrada suprema el pasado curso, en el que se anotó las mismas carreras que Hayden, el de Castellar del Vallès (Barcelona), de 21 años, afronta esta temporada en condiciones de zambullirse en la lucha por el título. Más aún si se repara en que la nueva MotoGP, de 800cc en vez de 990cc, ha aliviado mucho al menudo piloto español (1,60 metros y 51 kilos). Su Honda actual, la RC212V, se adapta mucho mejor a sus medidas que la anterior, sobre la que parecía una marioneta. Pero lo que es bueno para los pequeños (Pedrosa, Toni Elías y el italiano Marco Melandri) es malo para los grandes. Y no es que Hayden o Carlos Checa, también con Honda, sean torres (1,73 y 1,75 respectivamente). Ocurre que la nueva moto del ala dorada es más pequeña, sobre todo en lo que a carenados y colín se refiere. "Aunque su cuerpo le da cierta ventaja, no es fácil para alguien de su talla pilotar una MotoGP", comentó Rossi sobre Pedrosa. El italiano se hartó de decir el pasado año que el español iba demasiado angustiado en su montura, especialmente al abordar los adelantamientos en las frenadas, y que llegaba a ser peligroso para los demás.

Si la firma de motos más poderosa optó por crear una moto partiendo de cero, Yamaha, la segunda con mayor potencial, se decantó por lo contrario. Amparados en la teoría que dicta que si un elemento funciona es mejor no tocarlo, la nueva M1 de Rossi es, propulsor aparte, un calco de la anterior. El heptacampeón, entre todas las categorías, estaba encantado con ella, aunque es verdad que el costalazo que le costó el último Mundial se lo dio con ella. Tras un año de calamidades y de escarceos con su hipotético salto a la fórmula 1, Il Dottore renovó por dos años su contrato con Yamaha. Una declaración de intenciones si se atiende a que antes firmaba de uno en uno. Sólo puede significar una cosa: Rossi está que trina.

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