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Alonso no prevé que el Estado Mayor le pida más tropas para Afganistán

Se demora la información al Congreso sobre la muerte de Idoia Rodríguez

Miguel González

El ministro de Defensa, José Antonio Alonso, aseguró ayer que "no ha recibido ni tiene previsto recibir" ninguna petición del Estado Mayor de la Defensa para aumentar las tropas en Afganistán. Las palabras del ministro, en respuesta a una pregunta del senador del PP Alejandro Muñoz-Alonso sobre las medidas que piensa adoptar el Gobierno ante el recrudecimiento de la ofensiva talibán en Afganistán, descartan a corto plazo un aumento de los actuales 690 militares.

Fuentes militares indicaron que el jefe del Estado Mayor de la Defensa, Félix Sanz, no pedirá al ministro ningún refuerzo hasta que éste se lo indique y dicha indicación parece más lejana tras la respuesta de ayer. El año pasado, el entonces ministro, José Bono, mantuvo congelada una petición de aumento de tropas para Afganistán durante mes y medio y sólo accedió a que Sanz se la presentara a principios de abril, pocos días antes de dimitir, de forma que fue el primer asunto que Alonso tuvo que despachar al llegar a su nuevo puesto.

La tesis de Alonso es que el peligro al que se enfrentan las tropas españolas en Afganistán es de carácter terrorista (atentados suicidas, minas, explosivos improvisados) y que, por tanto, el aumento de tropas no reduce el riesgo de bajas sino que, a efectos estadísticos, lo aumenta.

"Una mina la ponen con 700 efectivos o con 7.000 y es más probable que pongan más minas cuando tienes 7.000 que 700", argumentó ayer Alonso. La situación sería distinta, según fuentes próximas al ministro, si se pasara a una fase de combates abiertos.

Comparación con Irak

Altos mandos militares creen, por el contrario, que la proliferación de atentados terroristas aumenta el estrés de los soldados, por lo que es necesario aumentar la plantilla y reducir la duración de las misiones. El único modo de reducir el riesgo de bajas, argumentan, es acuartelarse y limitar las salidas, pero esta medida, ahora que el buen tiempo facilita la movilidad, supondría renunciar a buena parte de los proyectos de reconstrucción que se han puesto en marcha y dejar vacíos de poder que serían ocupados por los talibanes, los narcotraficantes o los señores de la guerra.

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Otra razón para no aumentar las tropas, según fuentes gubernamentales, es que ello obligaría a pedir autorización al Congreso. Izquierda Unida ha dejado claro que votaría en contra y el PP, aunque ayer adelantó su hipotético apoyo a través del senador Muñoz-Alonso, no por ello dejaría de intentar desgastar al Gobierno, equiparando las situaciones de Afganistán e Irak.

Por eso, el ministro empezó ayer su respuesta leyendo la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que ampara la operación de la OTAN. Tras recordar que en Irak "se montó una guerra equivocada", aseguró que las tropas españolas no participan en ninguna guerra en Afganistán, "porque Naciones Unidas no hace la guerra sino la paz".

El objetivo del Gobierno es enfriar la polémica sobre el conflicto de Afganistán y sacarla de la agenda política. Una muestra de ello es que ni siquiera hay fecha todavía para que el ministro comparezca ante la Comisión de Defensa del Congreso e informe sobre muerte de la soldado Idoia Rodríguez Buján, el pasado 21 de febrero en Afganistán, a pesar de que Alonso pidió su comparecencia voluntaria el mismo día.

Tres semanas después, apagada ya la polémica sobre si la condecoración concedida a la primera militar española muerta en una operación en el exterior debía ser roja (reservada a operaciones de combate) o amarilla (como fallecida en acto de servicio) parece haber decaído el interés de la oposición por conocer las circunstancias que rodearon el ataque y las medidas de prevención adoptadas desde entonces.

El ministro de Defensa, José Antonio Alonso.
El ministro de Defensa, José Antonio Alonso.EFE

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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