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Reportaje:

Expedición al centro de la Tierra

Una misión científica parte de Tenerife para analizar un agujero bajo el Atlántico

"Conocemos el lado oculto de la Luna mejor que el fondo de nuestros mares", señala el geofísico británico Roger C. Searle, de la Universidad de Durham, a bordo del RRS James Cook. Es un nuevo buque oceanográfico del Reino Unido, equipado con los últimos adelantos y su primera misión será investigar un extraño agujero de 3.000 a 4.000 metros de diámetro y a unos 4.900 metros de profundidad en el Atlántico. "Existen mapas de algunas zonas del fondo del océano, pero no de la mayor parte", dice el científico.

Searle explica que esta campaña trata de encontrar una respuesta a un hallazgo muy singular: el desplazamiento de placas en el medio del Atlántico hace que, al separarse, se forme constantemente una gran grieta que enseguida ocupa el magma volcánico que emerge de las profundidades y va formando el suelo oceánico. Pero existe una zona a casi 5.000 metros de profundidad, en mitad del océano, en que esto no se produce y hay como un agujero en la corteza terrestre. Los científicos dicen que puede ser como una ventana al centro de la Tierra.

Searle indica que el buque se parará en mitad del Atlántico, entre Tenerife y Barbados, y rastreará tres puntos muy concretos. Un robot llamado Tobi se posará en esa misteriosa zona del fondo del mar, guiado por una cartografía elaborada hace apenas un año. En el fondo desplegará un taladro y perforará un agujero de unos cuatro centímetros de diámetro y un metro de profundidad. El material recogido se conservará en un tubo y se analizará en el barco durante las seis semanas de la misión, integrada por una docena de físicos y geólogos.

El determinar el tamaño de ese agujero en el fondo del mar y los materiales que componen su superficie ayudará a entender los mecanismos geofísicos implicados. "Los primeros resultados los tendremos casi de inmediato, pero varios de nuestros científicos trabajarán varios años hasta conseguir unas conclusiones definitivas", explica Searle a bordo del James Cook, minutos antes de zarpar de Tenerife, en un camarote en cuya pequeña estantería destacan dos libros, uno de Emily Dickinson y otro de Virginia Woolf. No había a la vista ningún ejemplar de Julio Verne aunque esta expedición recuerda a una de sus novelas.

"Uno de los misterios más interesantes de esa zona es que se trata de un lugar donde la corteza que debíamos encontrar ha desaparecido; normalmente, cuando las placas tectónicas se separan, el hueco lo cubre una nueva corteza de magma volcánico; en esa área no hay evidencias de tal material, el manto tiene otra composición, y no sabemos por qué".

Esa ausencia de una capa volcánica permitirá a los científicos acceder, a través del robot, a los materiales del manto profundo de la Tierra, donde esperan encontrar peridotita, una roca muy densa que se cree es el principal componente del manto interior de nuestro planeta. Mientras la corteza continental tiene una edad de 3.500 millones de años, la oceánica apenas tiene 180 millones. "Es una oportunidad única para ver cómo es ese manto interior de la Tierra", asegura Searle. La búsqueda de vida animal no se encuentra entre las prioridades de la misión, aunque el robot lleva incorporadas en dos de sus patas una potente linterna y una cámara, que registrará todo lo que ocurra en su campo de visión. La campaña se puede seguir por Internet en la dirección http://www.noc.soton.ac.uk/gg/classroom@sea/JC007/

El buque oceanográfico británico <i>James Cook,</i> ayer en aguas de Tenerife.
El buque oceanográfico británico James Cook, ayer en aguas de Tenerife.PEPE TORRES

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