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Crónica:Fútbol | 25ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Chamartín no reconoce al Madrid

El conjunto blanco no puede con el Getafe y pierde su 17º punto en casa

José Sámano

El Madrid no encuentra el remedio para acercarse a la cabeza. Todos los equipos que le miran por el retrovisor le han concedido la oportunidad de aproximarse. El último, el Barça, que patinó en Sevilla el sábado. Otras jornadas fueron otros, pero el Madrid no despega. Hace tiempo que el equipo no se tiene fe, y mucho menos en Chamartín, donde ha perdido ya 17 puntos y, claro, la hinchada está de uñas. El Madrid no gobierna los partidos, se ve vulnerable y supedita su suerte a alguna jugada aislada. Cuando se ve arrinconado, caso de ayer en el primer periodo ante el Getafe, lo paga. Y cuando se anima, como en el último tramo, no siempre le alcanza. No siempre se encuentra con un guiño del destino como le ocurrió hace una semana en el Manzanares.

REAL MADRID 1 - GETAFE 1

Real Madrid: Casillas; Torres, Helguera, Sergio Ramos, R. Carlos; Gago, Beckham (Cassano, m. 68); Reyes (De la Red, m. 36), Higuaín (Marcelo, m. 88), Robinho; y Van Nistelrooy. No utilizados: Diego López; Raúl Bravo, Mejía y Pavón.

Getafe: Abbondanzieri; Contra, Pulido, Tena, Paredes; Celestini, Casquero; Cotelo (Redondo, m. 73), Albín (Alberto, m. 73), Nacho; y Güiza (Pachón, m. 81). No utilizados: Luis; Cortés, Licht y Vivar Dorado.

Goles: 0-1. M. 37. Güiza recibe de Cotelo dentro del área y bate a Casillas con un disparo cruzado. 1-1. M. 45. Van Nistelrooy, de penalti.

Árbitro: Teixeira Vitienes. Amonestó a Roberto Carlos, Beckham, Gago, Cotelo, Tena, Cassano y Paredes.

Unos 70.000 espectadores en el Bernabéu.

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Al contrario que el Madrid, el Getafe es un equipo de autor. Schuster ha terminado por enhebrar con éxito el proyecto que heredó de Quique Sánchez Flores. Y con el tiempo ha mejorado la viña. El Getafe se parece tanto a su técnico que juega con la misma altanería que lo hacía aquel medio alemán que se desplegaba por los campos con aire imperial, sin complejo alguno y extremista en sus convicciones. El equipo azulón estás aliñado con esos atributos. No le pesa su modesta historia y se ve tan firme que se siente con autoridad para discutir con el Madrid en el Bernabéu. Desde que se abrió el telón, el equipo de Schuster dio un paso adelante, atosigó a los defensas locales y se quedó la pelota. Un gesto de grandeza que no inquietó al grupo de Capello, acostumbrado a ir a rebufo de sus rivales.

Al Madrid le resulta himalayesco dominar el juego porque le faltan centrocampistas puros. Carece de jugadores capaces de interpretar con acierto lo que demanda cada situación: cuándo templar, cuándo acelerar. En el mecano de Capello, ayer, sólo hubo hueco para Gago y Beckham, a los que asoció en el eje central. Por fuera, Reyes y Robinho, dos futbolistas directos, rápidos y de vocación ofensiva. Nada que ver con la partitura que se requiere en el medio campo. Con ellos, otra vez, el Madrid fue un equipo de ida y vuelta, incapaz de domesticar el encuentro. A merced del Getafe durante media hora, de nuevo una rectificación de Capello, esta vez obligada, sacó al Madrid del embrollo. Pulido, con un cabezazo al larguero de Casillas, y Güiza, con un gran gol, ya habían certificado la superioridad getafense cuando se lesionó Reyes. El entrenador italiano echó el lazo a un pivote puro, De la Red, y aparcó a Beckham en el costado derecho, el único puesto donde el chico ha hecho carrera. La mejoría del Madrid fue inmediata. Y liderada por el propio Beckham, que agradeció la mutación con un zapatazo al larguero de Abbondanzieri. Se animó el inglés y al instante, por su vía preferida, se deshizo de su marcador con un cañito y sirvió un preciso pase a Robinho. Al remate del brasileño respondió de mala manera el portero del Getafe. Primero, al no atajar la pelota; después por no frenarse ante el propio Robinho, al que derribó de forma clara cuando éste quiso ganar el rechace. Abbondanzieri profanó su escuela argentina, toda una cátedra de cómo un portero debe apagar la luz a un delantero en el mano a mano. Van Nistelrooy aprovechó el penalti y Abbondanzieri, tan valioso el resto de la temporada, se pasó la tarde con manos de plastilina.

La influencia de Robinho en el empate madridista no fue casual. Por fin, el brasileño dejó su huella durante todo un partido. Desde su esperanzadora puesta en escena en Bucarest, allá por el mes de octubre, Robinho sólo había conseguido irritar al público de Chamartín, al que ha dado motivos sobrados para la bronca. Frente al Getafe, Robinho fue el delantero agitador que se presuponía cuando aterrizó en Madrid con todo tipo de alharacas. Con el brasileño enchufado y un centrocampista más, De la Red, el Madrid equilibró el duelo. Alistado al canterano, el Madrid ganó a Gago. Mientras hizo pareja con Beckham, el argentino no estuvo a gusto. El inglés, poco dotado para el puesto, tiende a la dispersión. Al verse escoltado por De la Red, Gago se sintió liberado y con más orden y, al ímpetu del ex jugador de Boca, el Madrid se plantó en el campo del Getafe, que perdió aire en el segundo tiempo. También contribuyó Cassano, muy revoltoso cerca de Abbondanzieri. Falto de arietes, el Madrid necesita recuperar a Cassano, al menos para el trecho que queda de temporada. De Capello se esperaba que fuera capaz de rehabilitar al ex goleador del Roma. No ha sido así y, a estas alturas, al Madrid le bastaría con que Capello le mantenga sosegado al menos hasta el final del curso. A este Madrid no le sobra de nada. Ese es el problema, y no los árbitros, en los que de nuevo ayer quiso escudarse Capello. Un excusa tan falsa como impropia de un equipo con la heráldica del Madrid.

Nacho intenta regatear a Torres y Beckham.
Nacho intenta regatear a Torres y Beckham.RICARDO GUTIÉRREZ

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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