_
_
_
_
Reportaje:

Bienvenido, señor Cashman

La Comisión de Peticiones de la UE elevará un informe a la Comisión Europea sobre la construcción masiva en la sierra

"Por favor, formen una fila junto a la pared, en el lado de la izquierda, y sean breves. Y nada de discursos políticos. ¡Tres minutos cada uno! A las seis tengo que irme". Michael Cashman, vicepresidente de la Comisión de Peticiones de la Unión Europea, pone orden ante los 200 vecinos que se apelotonan en el centro cívico de Galapagar. Él, eurodiputado laborista británico, está delante de una mesa, subido en un estrado, acompañado por un traductor. Los vecinos, abajo, forman obedientes la fila y uno a uno van pasando por delante de un micrófono para hacer sus peticiones.

"Parece un rey mago recogiendo las cartas de los niños", comenta una mujer por lo bajo. Pero el británico lo advierte: "No tengo ninguna varita mágica para solucionar los problemas".

El organismo europeo ha recibido quejas de residentes de cinco localidades

La Comisión de Peticiones europea ha visitado la última semana Almería y Valencia para recoger información de vecinos y autoridades sobre distintos desmanes urbanísticos. Ayer le tocó el turno a Madrid. El organismo europeo ha recibido quejas de vecinos de Moralzarzal, Rascafría, Galapagar y Torrelodones y Las Rozas. Los denunciantes consideran que los gobiernos municipales planean desarrollos urbanísticos incompatibles con la preservación del medio ambiente. Pero la comitiva, con una agenda apretadísima, sólo recorrió Torrelodones y Galapagar.

La visita tuvo momentos de Bienvenido, mister Marshall y de Si hoy es martes, esto es Bélgica (lo primero por la expectación generada entre los vecinos, lo segundo por las prisas).

En Galapagar, el primer vecino de la fila coge el micrófono.

-Soy Ángel, de Moralzarzal. El Gobierno municipal quiere construir 1.600 viviendas en una zona protegida y quieren hacer un campo de golf...

Aplausos y siguiente. La gente se abanica y un niño llora, interrumpiendo las palabras de Cashman. Éste suelta muy serio una frase en inglés y el público, expectante, guarda silencio. El bebé sigue llorando. El intérprete traduce: "A los niños se les permite llorar porque estamos hablando de su futuro...". Y el auditorio se rompe las manos a aplaudir.

Otros dos vecinos se ponen frente al micrófono de las peticiones y se presentan como "agentes forestales de la Comunidad de Madrid". Llevan puesta una camiseta naranja butano con el lema: Los agentes forestales contra el delito urbanístico. Le entregan documentación a Cashman y una camiseta grande como la suya, que el británico muestra al público con una gran sonrisa. Más aplausos.

"¿Por dónde van a salir tantísimos coches?, ¿adónde van a ir los residuos?", pregunta una vecina de Galapagar, cuyo gobierno municipal, del PP, prevé hacer 8.910 viviendas.

El eurodiputado británico escucha a los residentes, recoge la documentación que le pasan, les da la mano y toma muchas notas. Una mujer denuncia que en San Lorenzo de El Escorial el gobierno municipal (PP) quiere levantar "más de 7.000 viviendas"; otra, "de Guadarrama pueblo", critica que su localidad vaya a crecer de "13.000 a 45.000 vecinos". Un residente de Galapagar, José Luis Gutiérrez, explica que por su casa pasan líneas eléctricas de alta tensión. Y así hasta una veintena de denuncias. Luis, de la Plataforma de Vecinos de Galapagar y con un gran cartel colgado del pecho, da las gracias a Cashman. "¡Al venir aquí, ustedes nos están dando la razón!".

Antes de parar en Galapagar, la comitiva europea visitó Torrelodones y el Área Homogénea Norte, una zona protegida donde el PP quiere edificar 1.500 viviendas. En el recorrido les acompañó, entre otros, el portavoz socialista en la Asamblea, Rafael Simancas, y el eurodiputado socialista Carlos Carnero. "Please, help us" , le pidió Simancas.

Y después de la visita, ¿qué? ¿Ha servido para algo? Un vecino le dijo al eurodiputado que no quería que la visita fuese un paso más; "sino el paso definitivo". "Vamos a elaborar un informe, que entregaremos a la Comisión Europea, y si lo considera, abrirá una investigación", explicó el visitante. "Si hay vulneración de los derechos humanos, como también se ha denunciado, podemos pedir la intervención del Parlamento Europeo", agregó.

El británico fue muy prudente y no quiso adelantar ninguna conclusión. Pero soltó algún esbozo sobre su opinión: "En la sala hemos oído llorar a un niño y me ha recordado que nos han entregado este mundo, y lo tenemos que dar a las próximas generaciones. Cualquier plan urbanístico tiene que ser sostenible. Si no, no habrá futuro para los niños". Y concluyó, con media sonrisa, flema británica: "Dentro de unos años, cuando me jubile, entonces podré dar mi opinión personal...".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_