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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

La cara amable de Sarkozy

El candidato conservador francés presenta un programa de televisión

Nicolas Sarkozy se convirtió ayer en el presentador del Grand Journal, el magazín de la tarde de la cadena Canal+, y demostró sobradamente sus dotes de orador y, por encima de todo, su capacidad de seducción frente a las cámaras. No tuvo, eso sí, que enfrentarse a situaciones tensas ni responder a preguntas muy comprometidas. Los guionistas del programa fueron amables con él. Excepto, tal vez, uno de los animadores, supuestamente habitante de las barriadas, que le dijo: "¿Sabe una cosa? Creo que usted no está completamente integrado. Usted no bebe vino. ¿Es usted musulmán?".

Sabido es que el candidato conservador ha dicho varias veces que no bebe vino, algo que en Francia, patria de algunos de los mejores caldos del mundo, roza lo inadmisible. Hasta el punto de que recientemente, en una visita a la zona de Sancerre, el candidato optó por darse un homenaje ante las cámaras y beberse una copa.

El programa tiene un tono informal que le venía como anillo al dedo a Sarkozy. Tal vez por eso se permitió entrar de lleno en el tema estrella de esta semana, las denuncias por unas supuestas rebajas en los arreglos de un piso. Lo negó una vez más, y además aseguró que gracias a este embrollo y a haberse visto obligado a buscar la factura, "el albañil que hizo el trabajo se ha hecho famoso creo que incluso lo han entrevistado por televisión".

Entrevistó a varios invitados, entre otros a Paul Le Guen, el entrenador del París Saint Germain, el club de fútbol de la capital francesa ahora en horas bajas, del que Sarkozy es seguidor, y aprovechó para insistir en su deseo de erradicar la violencia que en los últimos tiempos ha rodeado al equipo. "Quiero que el fútbol sea un espectáculo al que se pueda ir en familia", comentó.

Sólo un momento -un instante- se le torció el gesto. Fue cuando le citaron el semanario satírico Le Canard Enchaîné, el mismo que ha denunciado sus "arreglos" con el constructor inmobiliario de Neully y que sistemáticamente denuncia todas y cada una de sus bravatas y le caricaturiza como un hombre pequeño obsesionado por el poder. "¿Esto sólo lo ha dicho el Canard?" preguntó irritado. Pero enseguida recobró su personalidad de campaña, ésa que corresponde al hombre que "ha cambiado": amable, comprensivo, risueño... Y pronunció una de sus frases favoritas: "Prefiero el exceso de caricaturas que la falta de caricaturas".

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