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Los clusters y el desarrollo económico

La globalización internacional supuso, entre otras consideraciones, un evidente estímulo al potenciamiento de tres ejes en lo que concierne al desarrollo empresarial. En primer término, una gran transformación en lo que respecta a las estructuras productivas. Se refleja en las modificaciones y desigual participación de los grupos empresariales en las nuevas esferas de la circulación e intercambios de mercancías y servicios, dando lugar a la conformación de nuevos conglomerados de capital. En segundo lugar, mediante una mayor proporción de bienes finales e insumos intermedios importados que desplazan a la producción local y generan un nuevo vínculo entre el mercado exterior y las nuevas unidades de ensamblaje de componentes importados que sustituyen, parcial o casi completamente, a ciertas industrias domésticas. Y, finalmente, asistimos a la consolidación de complejos industriales en áreas donde se generan ventajas comparativas modificando, en consecuencia, los procesos de ajustes y afectando, de manera directa, a las posibilidades de competir. En consecuencia, esta mayor apertura comercial y más intensa competencia requiere de planteamientos innovadores de carácter dinámico.

Un clúster es una asociación de diferentes actividades localizadas en un mismo territorio conformando un único complejo productivo, con la pretensión de reforzar los conceptos de pertenencia y las relaciones de proximidad.

Sus objetivos radican en estimular los recursos disponibles para sostener una rama productiva, para formar parte de un sistema de producción y de servicios, y para fomentar los encadenamientos económicos sobre la base de empresas y actividades. De esta forma, un clúster resulta de la conjunción y combinación de tres aspectos: un proceso de agregación de valor y de articulación vertical y horizontal, se sustenta sobre una actividad principal, que aglutina en torno a ella un número variable de actividades (incluidas aquellas denominadas intangibles), y posee una amplia potencialidad exportadora.

Dada la amplia complejidad de su definición, un clúster posee una dimensión diferente según atienda a las especificidades de cada territorio y de la propia estructura y agentes económicos del mismo. Por eso, no se pueden aplicar miméticamente otras experiencias, ni trasladar las mismas herramientas e instrumentos aplicados en otros lugares, dada la amplia diversidad y heterogeneidad de casos exitosos y de fracasos. Sin embargo, debemos ser proclives a resaltar ciertos casos-demostración, como claro ejemplo de esfuerzos comunes en entornos favorables y propicios para ello.

Rosenfeld llegó a definir un clúster como un "conjunto de actividades similares, delimitadas geográficamente, con activos canales de transacciones comerciales, comunicación y diálogo, que comparten infraestructuras especializadas, mercados de trabajo y de servicios, que se enfrentan a nuevas oportunidades y amenazas comunes".

Trasladando el análisis a nuestra realidad, debemos distinguir varias características esenciales a la hora de un planteamiento sostenible y a largo plazo: a) Importancia del lugar; o sea, resaltar el valor territorial definido por la renta de posición y su localización e inclusión geográfica. b) Rol de la interacción social, es decir, la capacidad de generar un ambiente, una "atmósfera positiva" que diría Marshall, para hacer fluir tanto el diálogo como la concertación y apuestas comunes de la sociedad. Lo de la triple hélice (empresa, universidad y administración) no vale, ya que debemos incluir a la sociedad. Estamos, pues, ante un nítido desarrollo de la gobernanza. c) Cooperación entre firmas, fundamentado en el desarrollo de la competitividad y rivalidad pero en clave de cooperación, es decir, desarrollo del concepto de coo-petición. d) Dinámica económica de cambio, abierto a la incorporación y asimilación de nuevas transformaciones, reduciendo aquellos elementos reacios a las innovaciones. e) Rasgos y tamaños del propios clúster. Es preciso poseer y alcanzar tamaño óptimo adecuado. No valen la atomización empresarial, ni las micro-actuaciones, ni políticas de lluvia fina. Se requieren amplias estructuras con flexibilidad. f) Uso común de los insumos, o sea, evitar los desequilibrios, dependencias y vulnerabilidades externas. Para ello es preciso reforzar el carácter de interdisciplinariedad, complementariedad y encadenamientos articulados vertical, horizontal y transversalmente

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En suma, la aplicación de un sistema de clústers en Galicia ha de ser dinámico, y debe buscar el fomento de la interacción y las relaciones funcionales entre empresas e industrias que caracterizan el propio crecimiento y su posicionamiento internacional. Por tanto, dejemos de lado la simple y reiterada enumeración de propósitos y avancemos sobre caminos seguros.

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