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Análisis:
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Coyunda

"... SU ORIGINALIDAD es inaudita", escribe un Hippolyte Taine (1828-1893) exaltado ante la visión de Tintoretto en Venecia el 30 de abril de 1864. "Comparados con él, todos los pintores se copian unos a otros; sus cuadros siempre sorprenden y llevan a preguntarse dónde ha ido a buscar aquello, en qué mundo desconocido, fantástico y sin embargo real". Entresaco este párrafo de la maravillosa antología de textos comentados, que, sobre el genial pintor veneciano, se acaba de publicar con el título Tintoretto y los escritores (Galaxia Gutenberg-Museo del Prado), cuyo autor, Vicente Molina Foix, es, para mí, sin duda, el mejor companion que uno pudiera desear para atravesar la frondosa Venecia, el ciertamente incomparable Tintoretto y cualquier rincón de esa inagotable y esquinada historia cultural occidental, donde todo parece obvio por consabido, y nada, en el fondo, lo es. El resonante impacto que ahora mismo produce la exposición de Tintoretto en el Prado proporciona la ocasión perfecta para la publicación de esta antología de textos, que probablemente será seguida por la edición de otros escritos célebres sobre el mismo tema, como, a lo que sé, es inminente la aparición, en la editorial Gadir, de lo que a este respecto redactó Jean-Paul Sartre.

La nómina de autores tintorettianos acopiada por Vicente Molina a través de cinco siglos es ciertamente impresionante, aunque excluya razonablemente, salvo en lo imprescindible, a los historiadores del arte. Siendo él mismo historiador del arte, aunque su fama le venga por su condición de escritor, esta exclusión no le ha sido dictada sólo por ser el objeto de su libro analizar la siempre viva coyunda que mutuamente ha fecundado al pincel y a la palabra; esto es: la creación sobre la creación, sino porque Tintoretto y su obra, siendo muy reales, parecen criaturas de fábula. En cualquier caso, dentro de este prodigioso desfile literario, nos encontramos con Pietro Aretino, Montaigne, el presidente de Brosses, Fernández de Moratín, Gautier, Rushkin, Henry James, Oscar Wilde, Maurice Barrès, Sartre, Malraux, Mary McCarthy, Thomas Bernhard, etcétera, sin olvidarnos de ilustres autores españoles contemporáneos, desde Rafael Alberti hasta Pere Gimferrer.

¿Por qué, dentro de este apasionante aluvión literario, he elegido, para encabezar este artículo, una cita del francés Hippolyte Taine? En primer lugar, porque comparto admiración, con Vicente Molina, por la calidad de su prosa, que revela al artista incluso en sus textos más científicos, pero, por encima de todo, porque sintetiza en el breve párrafo citado casi todo lo que se puede decir sobre Tintoretto, cuya capacidad de invención le hace parecer, en efecto, y nunca mejor dicho, como "caído del cielo", a diferencia del resto, a los que se le puede seguir mejor el rastro de sus miradas. El desbordante Tintoretto, claro, también miró mucho y bien, pero, pienso ahora, hasta qué punto sería interminable hacer la lista de los pintores modernos que le han mirado durante siglos: El Greco, Rubens, Velázquez, Turner, Delacroix, Beckmann, Giacometti, Pollock, Baselitz o Barceló. Y eso que son sólo algunos de los ejemplos más célebres. ¿Qué más se puede decir de quien ha generado semejante cruce de miradas hasta la actualidad?

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