Narbona dice que los ciudadanos son más críticos con los crecimientos urbanísticos

Los ciudadanos han cambiado en los últimos años su percepción de que el crecimiento urbanístico es bueno. "Han constatado que estos desarrollos pueden ser negativos", dijo ayer la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, en unas jornadas sobre urbanismo sostenible organizadas por Jueces para la Democracia. Narbona aplaudió la proliferación de colectivos sociales contra los abusos porque "son un síntoma de vitalidad democrática" y defendió un urbanismo más transparente y que obligue "a algunos alcaldes a cambiar sus planes. Por la fuerza de los votos".

El Aula Magna de la Universitat de València se llenó hasta la bandera. Esperaban a la ministra y al resto de invitados de las jornadas ¿Otro urbanismo es posible?, agricultores, portavoces de plataformas ciudadanas, catedráticos de urbanismo, arquitectos, magistrados y cargos socialistas. La ministra Cristina Narbona, más conocida en esta comunidad autónoma por cuestiones relacionadas con el agua, dedicó ayer, sin embargo, buena parte de su intervención a reivindicar un desarrollo urbanístico más democrático. La titular de Medio Ambiente cargó contra la opacidad en la gestión del urbanismo municipal y exigió un modelo más sensato, donde se concilie el desarrollo con una mayor eficiencia de los recursos naturales, como son el suelo o el agua.

En opinión de Narbona, los casos de corrupción relacionados con el urbanismo, el precio de la vivienda o el "dinero negro" que mueven determinadas operaciones "son una foto del contexto opaco con el que se relacionan los usos del suelo en España".

"Antes de impulsar nuevos crecimientos urbanos, tenemos que optimizar la ciudad que ya existe", apuntó. Narbona valoró el cambio de mentalidad obrado estos últimos años entre los ciudadanos. "Esa idea de que el crecimiento de su ciudad era bueno en sí mismo ha dejado paso a la percepción de que no sólo no es bueno sino que a veces puede ser negativo", explicó. En este contexto, Narbona aplaudió la proliferación de plataformas ciudadanas contra los abusos urbanísticos "porque es un síntoma de la vitalidad democrática de este país" e insistió en la necesidad de que los ciudadanos se impliquen en los planeamientos de sus municipios para conseguir así que los alcaldes cambien sus planes. "Ya se pueden espabilar los responsables locales para conseguir la confianza de los ciudadanos. Por los votos", aclaró. La ministra vaticinó que el diseño y gestión de las ciudades será un espacio de confrontación democrática.

Del proyecto de ley del Suelo, que ayer superó su trámite en el Congreso, la ministra destacó que se han acentuado las exigencias de información y participación de los ciudadanos -"para que el urbanismo sirva al interés general y no sólo al de unos pocos"-, se ha cambiado la valoración de suelo para favorecer la construcción de viviendas protegidas y legisla en el mismo sentido en que ya se ha manifestado el Tribunal Superior de Justicia valenciano, que ha paralizado algún PAI por la falta de los preceptivos informes de agua. "Cómo se puede pensar en desarrollar nuevas urbanizaciones sin garantías de agua", se quejó Narbona.

Algunas de las personas del público manifestaron a la ministra que algunas de las medidas que había expuesto anteriormente llegaban un poco tarde, a lo que Narbona respondió: "Los cambios llegan tarde; sin ninguna duda, pero se puede corregir una parte del daño hecho y, en este sentido, cuanta más exigencia social y ciudadana exista más errores podrán reconducirse", apostilló. Las jornadas se cerrarán hoy con la participación del Fiscal Especial de Medio Ambiente y Urbanismo, Antonio Vercher, y del magistrado emérito del Tribunal Supremo, José Antonio Pallín.