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Columna
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De Oscar

Aviso: quien no pertenezca a la patria del cine que abandone inmediatamente esta columna. El cine y el glamour. Por lo tanto he aquí una declaración, la que sigue: la más exquisita, concreta y detallada retransmisión de la ceremonia de entrega de los Oscar y sus eventos aledaños es la que nos ofrece pocos días después, año tras año, la revista ¡Hola!

Esta vez tienen en los quioscos un ejemplar de traca. Los trajes, su contenido -suculentos Di Caprio y Clooney-, los modistos, las actrices... Kate, Helen, Penélope... Diantres, qué gustazo. Se nota hasta quién tiene un punto memo (Adrien Brody) y quién por atractiva que resulte (Pataki) carece de la fibra de una estrella. Trátase, pues, de una fabulosa colección fotográfica que hace innecesarias no mil, sino una sola palabra. Pero sigo con esta columna para que remilgos falsamente intelectuales no les impidan presentarse ante su expendedor de lecturas favorito y exigirle en voz alta la Biblia de las revistas del corazón.

A destacar, la imagen de Penélope (se ha ganado el derecho a su nombre completo: está de relincho aun cuando se rasca el muslamen), vestida de rojo, entre George el sobrino de José Ferrer y Leo el antiguo ahogadito del Titanic. Las fotos de Cruz vestida de palo de rosa hacen que se me olvide por completo el Enigma de la Cremallera. Gwyneth Paltrow, que es una acelga amarillenta (traducción libre del catalán bleda assolejada), aparece tal cual enfundada en un modelo de caída libre de vértebras; la guapísima Naomi Watts da mucha pena, porque esa chica tan sexy perdió el empleo de Nicole Kidman por haber llegado ésta antes. La Kidman, demostrando algo que siempre sospeché y temí, y que empecé a confirmar en su última boda: que es cursi. Llevaba un lazo al cuello que opacaba su bella figura.

Y paso, por último, a la foto que tenemos que recortar y conservar. Un magnífico retrato (página 81) de cuerpo entero de dos reinas inglesas de la interpretación y la supervivencia: Kate Winslet y Helen Mirren, vestidas para triunfar y tomadas de la mano en la alfombra roja, intercambiando miradas y estilo de aquí a la eternidad.

No se lo pierdan, que tal como vamos hay que aprovechar los mejores regalos de la imprenta.

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