Saramago asegura que "la felicidad es la más seria de todas las cosas"
El portugués, premio Nobel de Literatura, es el nuevo Hijo Predilecto de Andalucía
"La felicidad es una cosa muy seria, la más seria de todas las cosas". Con estas palabras explicó ayer cómo se sentía el escritor portugués José Saramago con su recién estrenado título de Hijo Predilecto de Andalucía. Aclaró que se puede estar muy contento, sin que esa dicha tenga necesariamente que asomar al semblante. El premio Nobel de Literatura recibió la distinción en el acto que se celebró ayer en el teatro de la Maestranza de Sevilla, en el mismo que también se entregaron 11 Medallas de Andalucía.
"La abstención en el referéndum no ha sido un mensaje negativo para los políticos"
Los premiados, entre los que se encontraban el cantante Javier Ruibal, la bailaora Eva Yerbabuena, la poeta Juana Castro y el torero Miguel Báez Espuny El Litri, le dieron la palabra a Saramago para agradecer, en nombre de todos, haber recibido el más alto honor que concede Andalucía y él hizo buen uso de ella. Saramago no leyó su discurso, lo desgranó llevado por la "emoción", pero el momento de gloria no le hizo dejar a un lado sus ideas, ni las críticas a la política europea.
"En primerísimo lugar soy portugués; en segundo, soy ibérico y sólo en tercer lugar, si me da la gana y si encuentro motivos para ello, soy europeo. Y hasta ahora no he encontrado ningún motivo salvo el euro que, al final, ha terminado siendo una catástrofe", afirmó tajante, a pesar de su acento portugués que parece limar las palabras de cualquier aspereza.
"Los políticos tienen que hacer el discurso europeísta y a los ciudadanos le compete la crítica. Pero lo que pasa en Europa se critica poco y eso no está bien, porque nos jugamos el futuro, un futuro que se programa en el presente. Si no se discute, no se llega a ninguna parte. No seamos objetos pasivos de un discurso que no es nuestro y que, a veces, se hace en contra nuestra", añadió más tarde el escritor.
Ya fuera del atril del teatro de la Maestranza, Saramago habló también del alto porcentaje de abstención en el referéndum sobre el nuevo Estatuto de Andalucía el pasado día 18. "Yo no creo que haya sido un mensaje negativo para los políticos. El hecho de que la abstención fuese alta no es nuevo en un referéndum. Si el Gobierno fuera otro, habría ocurrido lo mismo", apuntó. "Ahora, por intereses partidistas, hay algunos que dicen que los ciudadanos le han dado la espalda a la política; mientras que otros dicen lo contrario. La verdad es que se pierde un tiempo muy valioso para tratar de explicar algo que es muy fácil: a los ciudadanos no les ha interesado ir a votar porque sabían que iba a salir el sí. No dramaticemos, no se trata de sacar un beneficio político de ello", afirmó el escritor, que nació en la aldea de Azinhaga en 1922, hijo de campesinos y de formación autodidacta y es miembro del Partido Comunista Portugués desde 1969.
El autor de El evangelio según Jesucristo, unido a Andalucía desde que en 1986 conoció a su esposa, la periodista granadina Pilar del Río, habló de su relación con la región con palabras tan bellas como: "No es mi tierra, pero es tierra mía". "Lo que pasa hoy ha tenido un principio, como todo en el mundo. Fue en 1986 cuando estaba escribiendo La balsa de piedra y se me presentó una periodista andaluza que quería conocerme. Entonces no sabíamos, ni ella ni yo, que 20 años después estaríamos aquí y confío en estar otros 20 años más; aunque para entonces yo tendré 104", relato el escritor en su discurso ante un teatro de la Maestranza lleno de caras conocidas de la política y los escenarios y que ovacionó con calor sus palabras.
Saramago recordó también a los presentes, entre ellos sus 14 cuñados a los que aludió cariñosamente en su intervención, la "responsabilidad" de ser andaluces. "Tenéis una reputación que no va mucho con el trabajo, parece que habéis venido al mundo para bailar, cantar, tomar tapas y copas y que no trabajáis. Pero yo sé que eso no es así, lo que pasa es que no dormís y os ponéis a trabajar a las horas que ya no se trabaja", aclaró el escritor que dice haber "ensanchado su pequeño pueblo" hasta llegar al de Castril, en la provincia de Granada (de dónde es su mujer). "Todo eso se ha convertido en tierra mía, porque me han acogido".
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