Silencio sobre los fondos Miner
Los fondos del Plan Miner estaban destinados a impulsar procesos de reindustrialización de zonas mineras. Pero ante tal caudal de dinero los ayuntamientos y administraciones autonómicas no han podido sustraerse a la tentación de disiparlos en la financiación de algunos proyectos de más que dudosa rentabilidad económica o social. Uno de estos proyectos consiste en la construcción de una tubería de más de 30 kilómetros de longitud, junto con varios embalses, para trasvasar casi seis hectómetros cúbicos al año de agua desde el río Ebro hasta cinco municipios del Bajo Aragón. La Fundación Nueva Cultura del Agua, que tuvo un papel relevante en la oposición al trasvase del Ebro al Levante español, y la Fundación Ecología y Desarrollo, que gestiona múltiples proyectos para un uso eficiente del agua, ya han denunciado tamaño despropósito alegando que la demanda está injustificada, que el coste final de esta agua la hace inaccesible para los fines propuestos y que se genera un importante problema ambiental al tratarse de un recurso que la normativa europea no admite ni como prepotable. No en vano estamos hablando de una inversión que supera los 61 millones de euros. A pesar de estos informes desfavorables, que los organismos responsables del desarrollo de la obra han soslayado con el más ensordecedor de los silencios, el proyecto sigue adelante. Existe el criterio extendido entre muchos políticos locales de que estos fondos son "dineros del rey" y que, por lo tanto, se trata de capturarlos al paso, aun cuando se disponga de información que desaconseje su gasto. Nada nuevo en estos tiempos.
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