Jerez se celebra con María
En ocasiones, no hace falta una historia compleja para construir un buen espectáculo. Sólo se trata de que los elementos que lo constituyen se encuentren bien ensamblados y tengan sentido. Eso es lo que, sencillamente, ha hecho la bailaora jerezana María del Mar Moreno con este espectáculo en el que indaga en su propio mundo, el interior y el artístico. Poco más de media docena de cuadros para pasear por ellos con la elección de unos colaboradores que realizan aportaciones tan variadas como enriquecedoras. Quizás porque ella, sin ser una experta en estos montajes, los supo colocar donde debía y logró extraer de cada uno de ellos lo mejor para su propósito.
María del Mar es una bailaora con todos los valores de una gran artista, pero con una carrera algo limitada a su ciudad natal, donde regenta una prestigiosa academia. Uno de los cuadros recrearía ese ambiente en una atmósfera de simpática informalidad. Antes, la bailaora había homenajeado la herencia jerezana a través de los cabales de El Serna.
María, María
Compañía de María del Mar Moreno Guión y Coreografía: Mª del Mar Moreno. Baile: Mª del Mar Moreno, Juan Ogalla. Cante: Antonio Malena, Ana Salazar, Luis de Pacote, Macarena Moneo. Guitarras: José Luis Montón, Santiago Moreno, Malena Hijo. Teatro Villamarta, 24 de febrero.
Sobre París, una ciudad talismán para su carrera, se construyó otro de los cuadros y fue una transgresión de lo flamenco hecha con gusto y sensibilidad, en gran parte debido a la garra que Ana Salazar pone a la interpretación de Piaff (La vie en rose) en clave flamenca. También en el capítulo de las colaboraciones, se destaca la presencia de José Luis Montón que fue desparramando su hermosa música allá por donde aparecía. Más que especial fue su asociación con el bailaor Ogalla en el acompañamiento en solitario del baile por farruca. Delicadas melodías junto a una ejecución del bailaor tan sobria como elegante, templada y fresca a la vez.
Cuadro de mujeres
El resto de los cuadros remitirían ya a Jerez pero con facetas variadas y que para nada respondían al recurso fácil de la tierra. Hasta ahí hubo dirección. Me refiero, concretamente, al jugoso cuadro de mujeres haciendo bulerías al golpe y bailando en un tempo pausado, en el espacio de una losa y saboreando cada compás. También en la parte de Malena, inconmesurable en el cante por martinete, que dio paso a la seguiriya clásica con la bailaora en perfecta simbiosis con el cante, las vueltas justas, el desplante preciso y uno de los pies con más musicalidad que se pueden escuchar. El colofón de un aria de Puccini cuadró a la perfección con la expresividad que la artista había desplegado. El baile final por soleá se movió en los mismos parámetros y fue el prólogo de las bulerías en las que Jerez es soberana.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.