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Los ayuntamientos malgastan el 45% de la energía del alumbrado público

Un estudio concluye que pueden reducir a la mitad la factura eléctrica

Mikel Ormazabal

Los ayuntamientos podrían reducir casi a la mitad el coste de la factura eléctrica con sólo modificar las inadecuadas farolas y rebajar los excesivos niveles de iluminación del alumbrado público exterior. Un estudio realizado por Aranzadi advierte de que los municipios están derrochando energía y contaminando gravemente el medio ambiente. Un alumbrado nocturno más eficiente permitiría reducir hasta un 45% el consumo de electricidad.

El problema se extiende, con diferente grado, a todos los municipios vascos. El informe Consideraciones sobre el uso racional de la energía y la contaminación lumínica en las instalaciones de alumbrado exterior, elaborado por la Sociedad de Ciencias Aranzadi en colaboración con el Ente Vasco de la Energía (EVE) y la Diputación de Guipúzcoa, estudia a fondo todas las instalaciones de alumbrado de Tolosa y Legazpi. Las conclusiones, según Juan Carlos Alduncin, director del Departamento de Astronomía de Aranzadi, son válidas para el resto de ayuntamientos: "Existe un problema de despilfarro energético y económico causado por una inadecuada iluminación, lo que está produciendo una contaminación lumínica".

Los ayuntamientos han entrado en una competición por ver quién alumbra más y mejor. Alduncin sostiene que la iluminación de las calles ha pasado de ser un elemento que da seguridad a convertirse en un mero adorno para embellecer los municipios. Esta carrera por iluminar las calles como si fuesen palacios tiene efectos muy costosos para el erario público y para el medio ambiente. Alduncin sostiene que "algo más de la mitad de las luminarias (farolas) no son eficientes y existe una sobre iluminación generalizada".

Una prueba de ello es lo que ocurre en Tolosa y Legazpi, las dos localidades elegidas para examinar la eficiencia del alumbrado público exterior. La mejora de las farolas y las bombillas y un uso más racional de la luz nocturna supondría reducir el consumo un 47% en Tolosa, que abonaría 109.733 euros anuales en lugar de los 202.703 euros actuales. En Legazpi el consumo bajaría un 42,4% y su factura anual sería de 64.384 euros frente a los 104.658 euros que paga ahora. La solución es muy sencilla. A la vista de estos resultados, Alduncin recomienda "modernizar las actuales instalaciones del alumbrado y reducir los niveles de luz". Con estas medidas se podría rebajar alrededor de un 40% el consumo de energía, ahorrar cerca del 50% de la factura eléctrica, además de disminuir la contaminación por emisiones de dióxido de carbono (CO2)".

Alduncin asegura que muchas luminarias o proyectores dirigen la luz al horizonte o al cielo, en lugar de focalizarla hacia la calle. En cuanto a las bombillas, está extendido el uso de lámparas de vapor de sodio de alta presión, que son eficientes, pero no tanto como las de baja presión. Pero lo más grave es que muchos ayuntamientos exceden los niveles de iluminación hasta cinco veces lo recomendado por la Comisión Internacional del Alumbrado.

Todo ello, además de encarecer innecesariamente el coste de la electricidad provoca "graves perturbaciones" en el medio ambiente: "La luz que mandamos a la atmósfera altera la visión nocturna del cielo y las conductas de los animales y plantas", afirma. Como añadido, los "miles y miles de kilovatios que se malgastan exigen una mayor generación energética", lo que conlleva un aumento de la emisión de gases de efecto invernadero.

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En Euskadi no existe una normativa autonómica que regula el alumbrado público, como sí ocurre en Cataluña, Navarra o Cantabria. Al contrario, el Ayuntamiento de Andoain es un ejemplo, pues acaba de aprobar una ordenanza para ajustar la iluminación de las calles a los niveles adecuados.

El PP vasco ha iniciado una campaña para promover la lucha contra la contaminación lumínica. Este partido presentó el pasado jueves una proposición no de norma en las Juntas de Vizcaya en la que se insta a la Diputación a "impulsar y coordinar" entre los ayuntamientos y en su propia política interna un plan para evitar el "exceso de iluminación pública".

Iluminación privada

El alumbrado exterior no público es otra fuente de despilfarro energético indiscriminado. El hecho de que muchas empresas estén iluminadas como si fuesen palacios o los edificios particulares que proyectan la luz con focos orientados hacia el cielo están incidiendo negativamente en el excesivo consumo de energía. La iluminación de paneles publicitarios, polígonos industriales, centros comerciales, entre otros edificios, es "una actuación perniciosa". "Debería estar apagados a las once de la noche de forma sistemática", recomienda Alduncin.

El responsable de Astronomía de Aranzadi asegura que el ahorro energético a partir de una iluminación adecuada es "el único problema medioambiental cuya solución es rentable", puesto que "no implica inversiones a fondo perdido y genera beneficios". Con los precios actuales de la electricidad, lo que un municipio se ahorraría en consumo energético y en la factura de la luz le permitiría amortizar en cinco o seis años el coste que conlleva la modernización de las instalaciones del alumbrado (el cambio de los faroles y las lámparas no eficientes).

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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