"Tuvimos mejores ocasiones"

Fabio Capello no tiene tiempo. Se quiere marchar. No responde. Le pide al jefe de prensa del Atlético que corte a los periodistas y que dé por concluida la conferencia. Obediente, el jefe de prensa le protege. Y el técnico del Madrid se marcha ileso. Sin tener que dar explicaciones sobre sus cambios, ni sobre la delicada situación del equipo que dirige, ni sobre nada que le pueda comprometer. Abandona el Calderón después de hacer dos declaraciones apresuradas e insólitas. Primero aseguró que su equipo tuvo más ocasiones de ganar que el Atlético. Luego, que no hablaba de los árbitros y que no lo hace desde hace dos años, cuando se ha llevado media temporada lamentando la poca colaboración de los colegiados con su equipo.

Desde que dirige al Madrid, Capello ha justificado los resultados adversos señalando a los árbitros. Tras el empate contra el Betis, en la última jornada, se quejó con desparpajo: "Los árbitros no nos ayudan". Fueron las palabras del entrenador que ganó los dos últimos títulos de la Liga italiana gracias al apoyo de una estructura arbitral fraudulenta. Pero a Capello su pasado le da igual. Ayer, después de que Daudén Ibáñez, advertido por su juez de línea, anulara un gol legal al Atlético, el entrenador madridista cambió de discurso: "Nunca hablo de los árbitros".

Capello ignoró los remates entre los tres palos: cinco del Atlético frente a dos del Madrid en el primer tiempo. "En la primera parte nos ha pasado factura la Champions. Pero las ocasiones más claras han sido del Madrid", dijo. Sobre la segunda parte no mencionó nada: Mista y Agüero remataron a bocajarro contra Casillas.

"Me ha gustado el espíritu de mi equipo", dijo Capello. Esa sería una buena noticia para el vestuario del Madrid, que desde hace un tiempo es un foco de melancolía. La epidemia se ha contagiado a todos sus integrantes. Desde los capitanes, Raúl, Guti y Roberto Carlos, que la padecen desde hace tiempo, a los recién llegados. Primero fue Robinho, un chico orgulloso y sonriente que se ha desfigurado hasta convertirse en un sujeto sombrío. Luego le tocó el turno a Reyes, que llegó a Chamartín proclamando su liberación del régimen de Wenger y ha acabado farfullando contra Capello. Ayer, el técnico le dio la titularidad, pero lo cambió por Cassano tras el descanso. La sustitución tuvo carácter punitivo. Reyes vivió la ocasión de jugar el derby como un castigo. Capello le dio órdenes durante todo el primer tiempo. El chico acabó aturdido. Desconcertado y en el banquillo tras 46 minutos, señalado por incompetente. El partido de ayer no fue la mejor medicina para Reyes. A Cassano le fue mejor. "Ha dado un pase muy bueno", dijo Capello, de su asistencia a Higuaín.

Si la moral de Cassano sube, la de Gago va en declive. Capello cambió a Gago en el minuto 53. El ex medio centro de Boca no termina de sentirse cómodo en los clásicos. En Argentina, nunca le ganó al River. En el último torneo Apertura sus choques contra el máximo rival se saldaron con una derrota y un empate.