"El turismo puede hacer más que la Alianza de Civilizaciones"
Lector empedernido desde pequeño, a Pablo Martín Asuero (San Sebastián, 1967) siempre le gustaron los viajes literarios por Oriente. "La gente de mi generación hemos leído mucho a Salgari", creador del famoso pirata Sandokán, pone como ejemplo. Con el paso del tiempo, ese interés se mantuvo. Estudió Filología Hispánica en la Universidad de Deusto, pero con la idea de irse al extranjero, por lo que empezó a solicitar becas. Logró una para acudir a la Universidad de Estambul. Ahora es el director del Instituto Cervantes en la histórica ciudad turca y ha publicado varios libros de viajes, como Descripción del Damasco otomano (1807-1920) según las crónicas de viajeros españoles e hispanoamericanos y Viajeros hispánicos en Estambul: de la cuestión de Oriente al reencuentro con los sefardíes (1784-1918). Su última obra es Descripción del Egipto otomano según las crónicas de viajeros españoles, hispanoamericanos y otros textos. Ayer habló sobre ella en su ciudad natal, dentro del ciclo DK Literatura. "El Egipto de este libro ya no existe. Para conocerlo hay que recurrir a este tipo de publicaciones", comentaba unas horas antes.
"En el siglo XIX la interacción se daba con un ejército de ocupación de por medio"
"La población española tiene interés por saber qué pasa en países como Turquía y Egipto"
Pregunta. ¿Oriente y Occidente se hallan condenados a entenderse?
Respuesta. Igual se entendían mejor en el siglo XIX, aunque, claro, fue un momento de colonizaciones, pero a raíz de esas colonizaciones había un intercambio cultural que igual hoy en día no es tanto.
P. ¿La postura de dominio de Occidente perjudicó a la larga ese intercambio cultural?
R. A los egipcios toda esa época del XIX les parece una época de sumisión y un retraso. ¿Por qué? Porque realmente los que vivían bien eran una minoría y esa minoría no era egipcia. Venían de Siria, Líbano, Turquía y otros sitios. Esa era la gente que se beneficiaba de los recursos de Egipto. Los agricultores y demás no disfrutaban de ellos.
P. En cualquier caso, insisto, ¿a Oriente y Occidente no les queda más remedio que acercarse?
R. Hoy en día las distancias no existen. Gracias al turismo hay un flujo constante de personas que van de Europa hacia el Mediterráneo oriental. Por otra parte, cada vez crece más la inmigración, la gente chatea a través de Internet y salen un montón de parejas mixtas. Hay premios Nobel de Literatura como el egipcio Naguib Mahfuz, traducciones de autores árabes, turcos o indios y literatura de autores indios en inglés o de autores magrebíes en francés que se traduce al español. Si en el siglo XIX la interacción era con un ejército de ocupación de por medio, en el siglo XXI se da a través del turismo, la cultura, los foros de diálogo de civilizaciones o el diálogo interreligioso. Y ahí sí veo un entendimiento.
P. Un entendimiento que esperemos que acabe mejor que el registrado durante el siglo XIX.
R. Acabará mejor, porque es más sano. No hay una situación de prepotencia. En Madrid, por ejemplo, hay un instituto egipcio que depende de la Embajada y organiza actividades culturales. El Instituto Cervantes promociona el español en algunos de estos países. Cada vez hay más festivales de cine o música de países del Magreb. A través de la cultura, la gente tiene otro conocimiento. La imagen de los turcos en España, por ejemplo, ha cambiado desde que va el turismo.
P. Aún así, sigue habiendo imperios como EE UU que se empeñan en un modelo más parecido al del siglo XIX que al que acaba de describir usted.
R. Es que EE UU ha vivido y vive muy alejado de todo eso. En primer lugar, no han tenido un pasado musulmán como España. Las minorías musulmanas son muy pequeñas allí. Y los estadounidenses no viajan como viajamos los españoles. Una buena parte de la población española ha estado en Turquía o en Egipto. Aquí hay un interés por saber qué pasa, que permite tener una visión más fresca de esos países. A pesar de lo mediatizada que está, la gente viene con una percepción personal de lo que son estos países. Yo creo que puede hacer más el turismo que iniciativas como la Alianza de Civilizaciones.
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