El Ayuntamiento aprueba hoy la polémica reforma de la Barceloneta
200 afectados se manifiestan contra un plan que sacará del barrio al 20% de los vecinos
No habrá moratoria. El Ayuntamiento de Barcelona aprobará hoy el proyecto de reforma de la Barceloneta, por el que 5.000 viviendas del barrio tendrán ascensor. La iniciativa ha sido muy contestada por la mayoría de los vecinos, el 20% de los cuales no podrán volver a sus casas una vez acabadas las obras. Unos 200 afectados celebraron ayer una manifestación espontánea de protesta desde la plaza de Sant Jaume hasta la Barceloneta.
El pleno municipal de hoy servirá para aprobar uno de los proyectos urbanísticos más polémicos de la presente legislatura. Es la reforma integral de la Barceloneta, que se basa en la instalación de ascensores en las típicas casas del barrio, los conocidos y minúsculos cuartos de piso, que no alcanzan los 40 metros cuadrados. Las obras obligarán a un millar de vecinos a realojarse temporalmente en pisos nuevos levantados junto a la estación de França. Pero lo que más duele es que una parte ya no podrá volver a sus casas.
Los portavoces de las cinco entidades vecinales contrarias al plan del consistorio mantuvieron ayer una reunión con el regidor de distrito de Ciutat Vella, Carles Martí. Éste les reiteró que el proyecto saldría adelante y la respuesta de los vecinos no se hizo esperar. Unos 200 afectados concentrados en la plaza de Sant Jaume iniciaron una cacerolada de protesta. Media hora más tarde marcharon en manifestación espontánea hasta la Barceloneta ocupando la vía y cortando el tráfico a su paso, lo que generó un considerable embotellamiento. "No nos negamos a que reformen el barrio, pero debe hacerse con el consenso de todos", dijo Emilia Llorca, portavoz de la Asociación l'Òstia.
La instalación de ascensores significará la eliminación de varios pisos en todas las casas afectadas. "Realojaremos a los vecinos en varias fases. Primero en pisos de los terrenos de Renfe Cercanías y luego en otras viviendas que levantemos en suelo público", explicó ayer una portavoz del distrito. El 80% de los vecinos podrán volver a sus casas una vez acabadas las obras. El resto, no. Sus pisos habrán sido eliminados para dar cabida a la instalación del ascensor.
Muchos vecinos ven la mano de la especulación inmobiliaria detrás de esta operación. "Está claro que quieren convertir la Barceloneta en un barrio elitista. Pero aquí sólo hay gente mayor que quiere que les deje en paz", señaló Guillermo Ramos, presente en la manifestación. "Siempre habían dicho que la Barceloneta estaba llena de chorizos. Y ahora resulta que los chorizos están ahí", decía otro vecino, señalando hacia el Ayuntamiento.
Muchos afectados se quejan de que parte de las obras tendrán que costearlas ellos. "Eso es mentira", dijo Carles Martí. "Hay una subvención extraordinaria que cubrirá el 95,5% de las obras", sentenció.
Al tren de los insatisfechos también se ha subido Arquitectos Sin Fronteras. Una portavoz de la ONG declaró que el proyecto "pone en peligro el valor histórico y patrimonial del barrio". "Creemos que no se han pensado bien los efectos que puede tener la instalación de un ascensor en determinados edificios. Es un plan de gran complejidad técnica, que va a afectar a casi toda la Barceloneta y hay que estudiarlo más detenidamente antes de ponerlo en práctica", señaló.
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