Cuestión de estilo

Carles Naval, el delegado del Barcelona, le comunicó el resultado del sorteo de los octavos de la Liga de Campeones. "Estábamos en Japón. Era nuestra tarde de fiesta y le llamamos al hotel", recuerda Xavi Hérnandez, (Terrasa, 1980). "Primero pensé: 'Bien, partidazo. Anfield". Cinco minutos después, maldijo su suerte. "Mejor, otro. ¡No nos van a dejar ni respirar! El Liverpool es un equipazo. Pero, al final, tienes la sensación de que en los octavos todos son difíciles. Hoy [explicaba ayer, terminado el entrenamiento] me acabo de cruzar con Xabi Alonso, he visto a Gerrard... No cambiaría el partido con Liverpool por nada".

Normal. Desde que subió al primer equipo del Barça, es la tercera vez que un bombo empareja a su equipo con los rojos de Anfield y todavía "no he jugado contra ellos en el Camp Nou", se lamenta Xavi. Con Serra Ferrer, en las semifinales de la Copa de la UEFA del curso 2000-01, salió en el minuto 71 sutituyendo a Luis Enrique. Al año siguiente, con Charly Rexach en el banco, liguilla de la Champions, ni jugó en un partido que terminó, como no, 0-0: "Siempre que el Liverpool ha jugado en el Camp Nou, terminamos 0-0. Va siendo hora de romper ese resultado. Si queremos pasar la eliminatoria, tenemos que marcar y que no nos marquen".

Xavi ha apredido a templar los nervios en partidos tan trascendentes como el que se avecina. "No es que me pusiera nervioso, pero los vivía diferente, claro. La experiencia..." bromea. Eso sí, algo permanece intacto: "Sientes mucha responsabilidad porque estos partidos son como el Barça-Madrid. La gente los vive mucho y, al tiempo, sabes que está afrontando un partido histórico", explica. "No todos los dias se cruzan los dos últimos campeones", remacha.

Enamorado del fútbol -tiene un perro que se llama Gol-, Xavi conoce al dedillo el juego del Liverpool y lo resume en una frase: "Tiene buenos futbolistas, especialmente en el medio campo; muy buenos. Nos tocará sufrir. Tienen calidad y Benítez sabe lo que se hace. Son ingleses, pero en el espíritu, porque juegan como un equipo europeo". Lo que más le preocupa es que tienen muchas variantes: "De que juegue Crouch o no cambia todo; son dos equipos", apunta el centrocampista catalán.

Llegado a ese punto, Xavi ejerce de lo que es, del tipo que coge la pelota y manda y marca la línea: "Es cuestión de estilo. Si abrimos el campo, buscamos llegar por las bandas , tenemos la pelota y hacemos que corran ellos, sacaremos adelante el partido". Para Xavi, se trata, más que nunca, de imponer la filosofía de un equipo que ha crecido con el balón por referente: "Sin la pelota, no somos casi nada".