Kahn se petrifica ante Raúl
"Raúl", decía Hargreaves hace unos días, "es uno de esos veteranos que saben administrar su esfuerzo. En un partido como el que jugaremos, para mí, sigue siendo el jugador más peligroso del Madrid".
La opinión del centrocampista del Bayern era unánime entre sus compañeros. Todos temían a Raúl. Los técnicos, también. Heincke, el ayudante de Ottmar Hitzfeld, lo apuntó en su informe. El hombre viajó a San Sebastián a ver al Madrid. Su conclusión fue clara: "Raúl es el mejor".
El vestuario del Bayern se conjuró contra la amenaza de Raúl. Pero los preparativos para contrarrestarlo no surtieron efecto.
En el primer gol del Madrid, el delantero aprovechó que Lucio y Van Buyten se estaban distrayendo con Van Nistelrooy para ganarles la espalda. Su último obstáculo ante la línea de gol fue el portero, el líder del equipo alemán, Kahn, Oli para sus amigos. Raúl se lo saltó fácilmente. Llegó al balón porque Kahn tiene los músculos lumbares como una lámina de madera prensada. El portero no fue a buscar la pelota con las manos como le permite el reglamento, sino con los pies. Raúl se la birló en una maniobra de su catálogo. Desde el desmarque hasta el toque final, el gol llevó su firma.
En el segundo tanto del Madrid fue el propio Hargreaves quien sufrió la audacia del capitán. Helguera cabeceó un córner en el primer palo y Raúl fue al segundo. Primero, le puso el cuerpo a Hargreaves, que le hacía marcaje personal. Impidió que su contrincante se le interpusiera ante la pelota mientras él acudía a darle el empujoncito final. Otro gol.
Raúl, que lleva tres goles en seis meses de Liga, marcó dos en media hora de Liga de Campeones. Salió de la nada, de una temporada oscura, para meter dos tantos que podrían ser decisivos. Dos goles que lo devuelven a su condición de máximo artillero en la historia de la Champions y que Fabio Capello celebró especialmente.
Noches como la de ayer el entrenador italiano las suele pasar al raso. Cuando el resultado es favorable y sus jugadores no necesitan remar contra corriente ni precisan indicaciones, Capello divisa los partidos de pie en la zona técnica. En otras ocasiones, cuando el resultado ha sido adverso y sus futbolistas se han visto en aprietos, apenas ha dejado la protección del banquillo. Cosas de Capello.
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