El Consell rebaja la prometida gratuidad de libros de texto a un bono experimental

El líder de los socialistas valencianos, Joan Ignasi Pla, formalizó ayer ante notario su promesa de garantizar la gratuidad de los libros de texto a los alumnos de primaria y secundaria si gobierna tras el 27-M. El acta notarial del candidato socialista obligó al Consell a concretar el mismo anuncio hecho hace diez días por el presidente de la Generalitat y candidato del PP, Francisco Camps. El consejero de Educación, Alejandro Font de Mora, reconoció que la promesa de Camps se basará en un "bono-libro" parcial y experimental. Hasta ver su resultado se mantendrán las becas para libros.

La consejería que más ha exprimido el modelo de los bonos es Bienestar Social

Pla hizo un requerimiento a Camps para que lleve también su promesa de gratuidad de libros de texto al notario, aunque indicó: "Camps difícilmente puede dar fe pública de este compromiso cuando en el ámbito parlamentario los populares han votado sistemáticamente en contra de esta iniciativa". El secretario general del PSPV argumentó que el anuncio del bono-libro hecho por el consejero de Educación "es la improvisación y desesperación del PP para intentar trasladar a los ciudadanos algo que saben que no van a hacer porque no creen en ello".

Desde el Consell, el vicepresidente, Víctor Campos, criticó a Pla -"Si tiene que sustentarse en un acto notarial para intentar dar crédito a una de sus promesas, a lo mejor es que no está convencido ni él mismo"- y el consejero de Educación concretó la promesa del presidente.

"Camps me encomendó hace dos semanas que estudiara el modo más idóneo de aplicar la gratuidad de los libros y, tras valorar diversas posibilidades, hemos optado por aplicar inicialmente el modelo de bono-libro a partir del próximo curso y comprobar posteriormente su efectividad y funcionamiento", dijo el consejero de Educación, que indicó que las becas para libros se mantendrán hasta ver cómo funciona el bono-libro.

La implantación de la gratuidad de libros de texto ya se ha puesto en funcionamiento en Castilla-La Mancha, Aragón, La Rioja y Andalucía. El sistema más desarrollado es el manchego, copiado de Francia. En este modelo, los profesores entregan un vale a los alumnos con los libros elegidos. Éstos los canjean en la librería que deseen, que remite la factura al centro educativo y es pagada finalmente por el Gobierno autonómico. Los libros son propiedad del centro y, salvo en Primaria y Educación Especial, se renuevan cada cuatro años si no hay un deterioro significativo de los mismos. Este modelo y otras variantes no han estado exentos de problemas.

En la Comunidad Valenciana, determinados ayuntamientos como el de Torrent ya pagan los libros de texto a todos los niños.

El Gremi de Llibrers de Valencia criticó ayer que Font de Mora anuncie que implantará el bono-libro para hacer viable la gratuidad de los libros de texto sin sentarse a hablar con el sector ni tener partida presupuestaria específica en las cuentas de la Generalitat.

El bono-libro, que los libreros temen por una posible falta de diligencia de la Administración a la hora de pagar, es una de las fórmulas más apreciadas por el PP, especialmente en vísperas electorales.

La consejería que más ha exprimido este modelo es Bienestar Social. El primero en nacer fue el bono-residencia en 1996. La ayuda pretendía subvencionar, en función de la pensión y los recursos del mayor, la estancia en una residencia privada. En 2006 había 4.000 beneficiarios, que dependen del presupuesto que se habilita, de forma que cuando se acaban los fondos no se subvencionan nuevas plazas.

El bono se ha empleado también para subvencionar centros de días para mayores y para personas con discapacidad.