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Juicio por el mayor atentado en España

El veredicto 'sumarísimo' del PP

Mientras declara Basel Ghalyoun, acusado de pertenencia a organización terrorista, otros dos procesados siguen con mucha atención las preguntas y respuestas desde una esquina de la pecera de alta seguridad. Los dos rostros, uno junto al otro, están concentrados en la voz que sale de los auriculares.

Son Abdelmajid Bouchar, presunto autor, y Youssef Belhadj, el hombre que pasa por ser el que reivindicó la masacre. Belhadj ya ha declarado ante su letrado el pasado viernes. Pero Bouchar no. Es un tipo cachas, corredor de 3.000 y 5.000 metros, de rostro y ojos fulminantes. Tenía 21 años el 11-M. Sabe que será uno de los próximos llamados a declarar. Cuando por la tarde, es convocado ante el micrófono, no oculta su mala leche:

- No voy a contestar a ninguna pregunta. Lo que voy a hacer es retrasar el debate con los letrados y el Ministerio Fiscal. Me niego totalmente. Quiero que sea la semana que viene.

El presidente del tribunal, atónito, le reprende:

- Aquí los procesados no fijan el orden de los interrogatorios. ¿Quiere despachar con su abogado?

Cinco minutos después, Bouchar está otra vez frente al micrófono. Pero sorpresa, sorpresa. Está dispuesto a responder a la fiscal, las acusaciones y a su abogado.

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Éste es uno de los personajes que, según la fiscal Olga Sánchez, formó parte de la célula terrorista que se desplazó la mañana del 11-M en los vehículos Renault Kangoo y Skoda Fabia con 13 bolsas que contenían los explosivos hasta la estación de Alcalá de Henares, desde donde se introdujeron en los trenes.

Pero también es el personaje. ¿Por qué? Porque el 3 de abril de 2004, cuando, según relata la fiscal en su escrito de acusación, "los funcionarios policiales se acercaron al edificio

[de la calle Carmen Martín Gaite, en Leganés] comprobaron que Abdelmajid Bouchar, que había bajado a la calle, tras arrojar una bolsa de basura en un contenedor próximo al portal y detectar la presencia de los agentes policiales, huyó a toda velocidad del lugar, sin poder ser alcanzado por ninguno de los miembros de la policía que se desplegaron en las inmediaciones".

De Abdelmajid Bouchar se han encontrado rastros por todas partes. En la casa de Morata de Tajuña, Chinchón, se halló su perfil genético en una maquinilla de afeitar, cuatro huellas correspondientes a los dedos de la mano derecha y dos del pulgar de la mano izquierda. Hay, además, pruebas sobre su relación con Youssef Belhadj y testimonios incriminatorios contra Bouchar de Mimoun, hermano de aquél, preso en Marruecos.

La declaración de Bouchar ha sido la más contradictoria, sugerente y desfavorable para el propio acusado de las seis que han tenido lugar en tres jornadas de juicio. Huido de España al advertir que la policía le esperaba en casa de sus padres, vagó por media Europa hasta que fue detenido y extraditado a Madrid. Bouchar, que ayer seguramente pretendió corregir declaraciones anteriores, cometió el peor de los errores: volvió a dar nuevas versiones sobre los hechos. Aun cuando en el sistema español la primera fase del juicio oral la dominan los acusados, la declaración de Bouchar ha probado una vez más que incluso en esta fase un acusado puede hundirse un poco más de lo que ya estaba.

Los acusados tienen una ventaja de partida inusitada. Ya han logrado que las organizaciones de víctimas vinculadas al PP dictaminen su veredicto sumarísimo, con sólo tres sesiones de juicio. Es un veredicto de inocente, pues, aseguran, los acusados no tienen vinculación alguna con un grupo islamista. Y eso que el juicio, es decir, la presentación de las pruebas, todavía tardará varias semanas en comenzar. Aunque se veía venir, los dirigentes de Al Qaeda jamás podrían haber previsto una ventaja similar.

Abdelmajid Bouchar.
Abdelmajid Bouchar.SCIAMMARELLA

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