Remolcado a aguas gallegas el buque con fertilizantes tras nuevas emanaciones de gas
Cuatro tripulantes tuvieron que ser evacuados para recibir asistencia médica en A Coruña
El carguero holandés Ostedijk seguía ayer en apuros frente a las costas gallegas. En medio del temporal, los problemas con su carga de fertilizantes le impidieron proseguir rumbo a Valencia y tuvo que girar 180 grados y ser remolcado para recibir abrigo frente a la costa de Lugo, después de que el sábado recibiera permiso para seguir viaje. El buque sufrió en la bodega nuevas emanaciones de gas por la descomposición de parte de las 6.012 toneladas de fertilizantes agrícolas. El gabinete de crisis, reunido hasta pasada la medianoche, decidirá hoy cómo actuar para enfriar la carga del barco.
Cuatro de los 12 tripulantes del Ostedijk, de propiedad holandesa y bandera de Antigua, fueron evacuados en helicóptero al hospital de A Coruña por padecer irritaciones en las vías respiratorias y en los ojos. Recibieron el alta médica y permanecen en la Casa del Mar.
Los gases que emite, por reacción química, la carga del barco no son tóxicos, según la Delegación del Gobierno en Galicia, que dirige el gabinete de crisis desde la Torre de Control Marítimo de A Coruña. El fertilizante NPK 15-15-15 que transporta el Ostedijk es muy común. No se trata de ninguna mercancía peligrosa. Y su descomposición, que comenzó en la madrugada del sábado cuando el barco estaba a unas 50 millas de A Coruña, sólo es tóxica en recintos cerrados, provocando irritaciones en vías respiratorias y ojos. Esos fueron los daños que sufrieron los cuatro tripulantes evacuados, de nacionalidad filipina y con edades comprendidas entre los 30 y 35 años. Fuentes hospitalarias confirmaron que los marineros sólo sufrieron afecciones leves.
Fue el persistente temporal en alta mar el que impidió avanzar al carguero holandés, autorizado por Salvamento Marítimo a proseguir hacia su destino, Valencia, tras permanecer toda la jornada del sábado amarrado frente a A Coruña con el fin de controlar la descomposición de su carga. Bajo el seguimiento de un barco de Salvamento Marítimo, el Don Inda, el Ostedijk se alejó de la costa coruñesa en la noche del sábado y tomó rumbo al sur.
Gas en la sala de máquinas
Pero sobre las once y media de la mañana de ayer, cuando llevaba ya 12 horas de navegación, sólo había conseguido llegar a 34 millas al oeste-noroeste de Cabo Vilán, frente a la Costa da Morte, debido a los fuertes vientos sureste que arreciaban en la zona. Fue en ese momento cuando el capitán del barco holandés se vio obligado a parar motores y hacer una nueva llamada de auxilio, dado que los gases, producidos por la lenta aunque imparable descomposición de los fertilizantes almacenados en la bodega del barco, habían vuelto a invadir la sala de máquinas e incluso los camarotes de la tripulación.
El Don Inda dio remolque al barco en apuros desde popa y para cambiar su rumbo en 180 grados hacia el norte, para ponerlo contra el viento y facilitar así la ventilación de sus bodegas, donde sigue la fermentación que descompone parte de las 6.000 toneladas del fertilizante que transporta.
Esta madrugada, proseguía esa operación de remolque para llevar al carguero holandés fuera de la fachada atlántica. Según subrayó anoche la directora de la Sociedad de Salvamento y Seguridad Marítima, Pilar Trejo, el buque se trasladará a una zona situada al este del cabo de Estaca de Bares, a unas seis o siete millas de la costa, "que garantiza abrigo al barco y seguridad para cualquier tipo de operación que haya que hacer para el buque".
El gabinete de crisis, integrado por las autoridades marítimas y de la Xunta, que se reunió hasta pasada la medianoche, decidió esperar hasta hoy y, en función de las condiciones meteorológicas, intentar algún tipo de actuación para enfriar la carga.
Ayer se descartaba la posibilidad de regar con agua la bodega para apagar la combustión del fertilizante, porque podría aumentar el peso y afectar por lo tanto la estabilidad del buque. Otras de las dos medidas que se barajaban consisten en trasvasar la carga del Ostedijk a otro barco o, si remiten el temporal y los vientos, permitirle que retome su viaje hacia Valencia. La descomposición de los fertilizantes está siendo controlada mediante infrarrojos y, gracias a la ventilación que se consigue con el nuevo rumbo del barco, se mantiene estable la elevada temperatura de la bodega afectada. Lo ideal, según los técnicos, sería conseguir una temperatura inferior a 130 grados para que cesara la fermentación del fertilizante.
Las autoridades españolas descartaban anoche llevar hasta una ría o un puerto gallego al carguero en apuros por considerar que la dirección de los vientos favorece que los gases que emite la descomposición de su carga se vayan hacia alta mar, y no hacia la costa. La Xunta activó desde el sábado las estaciones meteorológicas del litoral para controlar la calidad del aire.
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