El Celta sale como un rayo y acaba como un frontón imbatible
Fue la primera carrera de Baiano. Su equipo acababa de salir del vestuario y el brasileño dormitaba en las proximidades del área de Ricardo. Pero el balón pasó por la diestra de Gustavo López y el ariete se disparó. Un centro medido y un remate picado y al palo. El gol llegó sin que Osasuna entendiese nada. Esa desconexión, a la postre, costó el partido a los de Ziganda.
El Celta de Vigo, desquiciado por los resultados en Liga, salió valiente y ofensivo. Tras el gol, Iriney estuvo a punto de superar a Ricardo con un disparo ajustado y peligroso que el meta rojillo despejó a mano cambiada. En apenas cinco minutos, el equipo teóricamente desquiciado había desarbolado a un potente Osasuna, que llevaba cuatro meses sin perder en el Reyno de Navarra.
OSASUNA 0 - CELTA 1
Osasuna: Ricardo; Javier Flaño (Juanlu, m. 53), Cuéllar (Héctor Font, m. 64), Miguel Flaño, Corrales (Webó, m. 31); Puñal, Raúl García; Juanfran, Milosevic, David López; y Soldado. Jugadores no utilizados: Elía, Josetxo, Izquierdo y Muñoz.
Celta: Pinto; Ángel, Contreras, Lequi, Placente; Iriney, Oubiña; Gustavo López (Pablo García, m. 60), Canobbio, Nené (Yago, m. 60); y Baiano (Bamogo, m. 68). Jugadores no utilizados: Esteban, Aspas, Areias y Núñez.
Gol: 0-1. M. 2. Baiano cabecea picado un excelente centro de Gustavo López.
Árbitro: Ramírez Domínguez. Amonestó a Canobbio, Placente, Pinto, Héctor Font,Expulsó a Canobbio (m. 41) por doble amarilla.
15.675 espectadores en el Reyno de Navarra.
El único problema fue que el arreón inicial duró esos siete minutos. A partir de entonces, la presión de los celestes fue cayendo en picado mientras crecía el dominio de los locales. El encuentro se jugaba en el centro del campo, con dominio de los navarros pero sin incordiar a Pinto. Si la imagen del Celta se empequeñecía minuto a minuto, una desafortunada e infantil actuación de Canobbio, impidiendo el saque de una falta en el centro del campo, terminó de borrarles del choque. Con la expulsión del uruguayo, los de Fernando Vázquez dimitieron de cualquier intentona ofensiva. Cerrojazo y a mirar el reloj.
La propuesta, tan demencial como primaria, tuvo éxito. El técnico gallego plantó una doble barricada en la frontal. Ocho jugadores, apelotonados, ejercieron de frontón. Por las bandas, por el centro, por alto, a ras de suelo... Ni una fisura. En quince minutos, Pinto sacó tres balones de gol, especialmente una falta lanzada por Soldado que el portero desvió a córner. Parecía que el Celta caería con tantas sacudidas, pero a veces el fútbol premia la cobardía. Atenazado por su mal momento, Fernando Vázquez trató de aguantar el resultado al máximo. Sólo Baiano en un contragolpe dio presencia ofensiva a su equipo, aunque Ricardo desbarató el mano a mano con maestría. A partir de ahí, la nada. Ziganda, sabedor del regalo, dispuso toda su artillería y fue quitando defensas ya que su presencia era innecesaria ante la ausencia de atacantes. La acumulación de delanteros, extremos y mediapuntas no dio ningún resultado.
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