Angulo descubre el punto débil del Barça
El Valencia le gana la espalda al cuadro de Rijkaard en un duelo apasionante que aprieta la cabeza del torneo
Ese gran atleta llamado Angulo descubrió ayer las flaquezas del Barcelona. Corría el minuto 85 cuando le echó una carrera al mismísimo Puyol. Y lo dejó rezagado. Ya para entonces había resuelto él mismo el encuentro con dos arrancadas fulminantes. La clase de acciones que dan sentido a la teoría del contraataque que tan descaradamente planeó su entrenador. Las apariciones de Angulo despertaron un partido adormecido en la primera parte. Impropio de la apasionada rivalidad entre los contendientes. Todo cambió tras la reanudación. El choque entró en el terreno de lo emocional, allí donde Albelda y Deco se dejaron llevar por la ira y acabaron expulsados. Iturralde anduvo generoso: pudo haber enviado media docena más por el mismo camino. Se entró hasta el final en una guerra de guerrillas en la que el Valencia se sintió más cómodo mientras que el Barça tiró de Messi demasiado tarde. Aunque se empecinó en entrar por el centro, el extremo argentino convirtió cada jugada en una cadena de regates que acabaron invariablemente en una falta al borde del área. Tres, en concreto, desaprovechadas por Ronaldinho, salvo la última, en el último suspiro, que se filtró entre las piernas de la barrera valencianista dejando vendido a Butelle, que aprobó en el duro trance de suplir a Cañizares.
VALENCIA 2 - BARCELONA 1
Valencia: Butelle; Miguel, Albiol, Ayala, Moretti; Angulo, Albelda, Marchena, Silva (Jorge López, m. 85); Morientes (Pallardó, m. 65) y Villa (Joaquín, m. 72). No utilizados: Mora; Hugo Viana, David Navarro y Curro Torres.
Barcelona: Valdés; Oleguer, Puyol, Edmilson (Giuly, m. 72), Zambrotta; Deco, Márquez, Xavi; Iniesta, Gudjohnsen (Messi, m. 57) y Ronaldinho. No utilizados: Jorquera; Belleti, Motta, Van Bronckhorst y Saviola.
Goles: 1-0. M. 53. Angulo remata a placer un pase de Villa. 2-0. M. 56. Silva, a centro de Angulo. 2-1. M. 91. Ronaldinho, de falta directa.
Árbitro: Iturralde. Expulsó a Albelda y a Deco (m. 63). Amonestó a Edmilson, Zambrotta, Marchena, Albiol, Puyol, Butelle, Márquez, y Ronaldinho.
Unos 50.000 espectadores en Mestalla.
Inconsistente atrás por la presencia de Edmilson, que extrañó su posición de central, el Barça se desangró por el centro. Justo la zona donde el conjunto de Quique cerró con un candado muy grueso. Albiol y Ayala demostraron que son la gran pareja de centrales de la Liga, ahora que Carboni ha decidido destruirla para la campaña que viene. Por mucho que marcara, Ronaldinho no tuvo su día: destacó más por sus codazos que por su desborde. Y en cuanto a Gudjohnsen, fotocopió su actuación de hace unos meses en el Bernabéu: erró un remate franco y se esfumó para el resto de la cita. Y mostró una evidencia: el Barça necesita a Eto'o para que su abrumador dominio del balón vaya más allá de la estadística. De alguna manera, Quique le tiene tomada la medida al Barça. Sabe cómo hacerle sufrir. Y cómo apretar la Liga por arriba, más emocionante que nunca.
Completamente previsible, la primera parte resultó hasta aburrida. Sin nadie que se saliera del guión, el Barça se dio un atracón de pelota y el Valencia de lanzamientos en largo en busca de sus dos referencias. Fracasaron las dos propuestas. La del Valencia, porque se encogió demasiado, asumiendo su inferioridad técnica. Ofreciendo una imagen de equipo menor. Y la del Barça, porque su juego se sumió en un exceso de retórica incapaz de una palabra más alta que otra. Seguramente porque Gudjohnsen remató fuera un centro preciso de Iniesta después de que Xavi, que encontró un territorio virgen en la media punta, abriera la pelota convenientemente a su derecha. Tapado Ronaldinho por la velocidad de Miguel, la mejor opción para el cuadro de Rijkaard llegó por el extremo derecho: Iniesta desplumaba a Moretti con facilidad.
El Valencia dio síntomas de cansancio en la reanudación. Eso creyó el Barça. Y lo pagó. Apareció Angulo como una exhalación para retorcer de arriba abajo el partido. El interior derecho asturiano explicó de esa forma por qué le ha ganado la partida definitivamente a Joaquín. Pues porque es un superdotado físico capaz de robar el balón, enviárselo largo a Villa y acudir, cómo no, al centro del área para recibir el pase de la muerte. Ahí Villa tiró de sangre fría para esperar el momento justo. Encarar a Edmilson y Oleguer y encontrar el agujero justo para centrar. La zaga azulgrana se espatarró y Angulo marcó a placer.
El partido se cargó de pronto de decibelios. Ronaldinho encogió la cabeza a un magistral centro de Deco y, acto seguido, otra vez Angulo volvió a romper al Barça. Esta vez le cedió el tanto a Silva, que marcó con la derecha. Albelda le había rascado en la primera parte el tobillo a Deco y éste maldijo contra el capitán valencianista. Un preludio. Se odian en silencio desde hace varios años. Cada uno a su estilo, son duros, inteligentes e imprescindibles. Y marcan estilo. Se odian tanto quizá porque se parecen demasiado. Y acabaron mostrándolo en la segunda parte, cuando se dejaron llevar por la pasión incontrolada.
Abierta la brecha, Quique doblegó su apuesta defensiva: Pallardó ocupó la vacante de Albelda, mientras que Rijkaard soltó el lastre de Edmilson y Gudjohnsen para abordar un ataque suicida con Messi y Giuly. Sin éxito. Primero porque Marchena asumió el protagonismo del que carece en presencia de su capitán; y después porque Ayala y Albiol son poca broma y firmaron un centro de la defensa infranqueable. Al menos hasta la postrera falta que sí acertó el desacertado ayer Ronaldinho. Con el permiso de la barrera.
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