"Es lo mismo que pasó con la película de la medicina para las cucarachas"

El caso del ácido bórico, el insecticida y antiséptico que fue utilizado para vincular a ETA con el terrorismo islamista y el movimiento antiglobalización, debutó ayer en el juicio del 11-M. Lo sacó a colación Hassan El Haski, el supuesto jefe del Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM), en cuya cocina de Lanzarote, espolvoreada por el suelo, fue hallada la famosa sustancia granulada cuando fue detenido en diciembre de 2004.

El Haski saltó como un resorte cuando su abogado defensor, José Luis Borraz, le hizo la última pregunta: "¿Ha tenido usted alguna relación con ETA?". El procesado como supuesto ideólogo del 11-M elevó la voz y mostró su enfado: "¿Pero cómo voy a tener relaciones con ETA si ni hablo ni leo español? ¿En el cielo? Es completamente incierto, es lo mismo que pasó con la película del medicamento de las cucarachas", tradujo el intérprete de sus palabras, que sonaron airadas.

La pregunta venía a cuento porque los acusadores adscritos a la teoría de la conspiración -los de la Asociación de Víctimas del Terrorismo y la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M- sacaron a pasear a ETA y la dinamita Titadyne en un totum revolutum. "¿Desde cuándo usa el GICM los temporizadores zegurtasun tenporadizorea que inventó y utiliza ETA?, ¿Ha coincidido con etarras en los campos de entrenamiento del GICM en Afganistán? ¿Sabe si alguien facilitó Titadyne a la célula de Madrid para los atentados? ¿Tuvo el GICM relaciones con los servicios secretos de Marruecos o con otra organización terrorista europea?". Las preguntas fueron hechas cuando ya estaban seguros de que El Haski sólo iba a contestar a su defensor.