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Reportaje:

"Sal y haz lo que sabes"

Zubiaurre debuta en el Athletic tras 21 meses en paro por el proceso judicial originado por su fichaje cuando aún tenía contrato con la Real

"Sal y haz lo que sabes", le dijo Mané a Zubiaurre en el minuto 58 cuando le dio entrada en sustitución de Gabilondo contra el Atlético en el Calderón. La consigna no era una pose literaria del técnico del Athletic. Zubiaurre (Mendaro, 1983) volvía a jugar después de casi 21 meses de ausencia de los terrenos. Este lateral fornido, más dado al trabajo que a la técnica, había disputado su último partido el 22 de mayo de 2005 con la Real Sociedad y contra el Albacete (2-2) en la penúltima jornada de la Liga. Luego, empezó su tormenta.

Zubiaurre decidió fichar por el Athletic, al que convenció de que era un futbolista libre porque contaba con la anuencia del entonces director deportivo de la Real, Roberto Olabe, que le eximía del año que le quedaba con el club donostiarra. Y su calvario empezó el 1 de julio de 2005, cuando el entonces presidente del Athletic, Fernando Lamikiz, lo presentó en la sede del club sin que hubiera rescindido su contrato con la Real. Todo ello, un día después de que Miguel Fuentes fuera elegido nuevo presidente del club guipuzcoano.

En realidad, nadie sabe qué ocurrió. Parece que Lamikiz se ofendió porque Garitano, del Eibar, prefirió la Real al Athletic; puede ser que el entorno del jugador prometiera una libertad que no estaba en su mano; quizás ocurrió que Lamikiz no supo calibrar lo que se traía entre manos en su momento más álgido de populismo... Lo cierto es que el Athletic se metió en el fango de una operación imposible por un jugador sin contrato.

Los juicios se sucedieron entre las tres partes (Athletic, Real y futbolista) hasta que el 10 de marzo el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco dictaminó que Zubiaurre, o, en su defecto, el Athletic como responsable subsidiario, debía abonar cinco millones de euros a la Real por contratación indebida. La sentencia está recurrida ante el Tribunal Supremo porque la Real aspira al total de su cláusula de rescisión (30 millones) y el Athletic y el jugador reclaman que era un jugador libre.

Desde entonces, hasta el domingo, Zubiaurre no jugaba al fútbol. Sin ficha, se entrenaba con equipos de Segunda B y un entrenador personal en polideportivos municipales. Nada que se asomara a la competición podía hacerle sombra. Estaba fuera del fútbol en espera de sentencia. La Real no permitió ni que jugara con la Cultural de Durango (Segunda B) porque hacerlo significaría renunciar a sus derechos sobre el futbolista.

Mientras los clubes dirimían sus asuntos, Zubiaurre rumiaba su inactividad, cogía peso y veía muy lejos la posibilidad de volver al fútbol. El asunto le sobrepasaba. Lamikiz, el presidente que le fichó, reconoció que fue una responsabilidad personal suya y poco después dimitió. Nunca más se supo. Sólo que al menos el Athletic deberá abonar cinco millones a la Real (justo el déficit previsto por este club en el presupuesto 2006-07) por un lateral derecho por culpa de un presidente dimisionario.

Zubiaurre ha permanecido ajeno a la trifulca, intentando que el paro no afectara a su estado de forma. El 16 de noviembre de 2006 comenzó a entrenarse con el Athletic en espera de su gran día. La primera gran noticia le llegó cuando el Athletic jugó contra el Villarreal. Mané le convocó, es decir se puso la camiseta del Athletic por vez primera e incluso se calentó en la banda para solaz del respetable. No jugó y el Athletic perdió (0-1). A punto estuvo de debutar contra la Real en Anoeta cuando hubo un amago de lesión de Expósito. Nada más salir a la banda, el público le abroncó como si de un crack se tratara, pero no jugó. Al fin, debutó en el Calderón. Le pegó bien al balón y corrió con dificultad. Pero ya tiene un remate a puerta. No hizo lo que sabía como le dijo Mané, sino lo que pudo. Tras 21 meses sin clases, es difícil aprobar un examen.

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