Royal promete un fuerte cambio social
La candidata socialista presenta a los franceses un programa con 100 medidas reformadoras
Ségolène Royal reactivó ayer su campaña. Sus adversarios ya no podrán decir que carece de programa. Ante miles de militantes y simpatizantes (15.000, según los organizadores), la candidata socialista propuso ayer un "pacto presidencial" de un centenar de medidas de claro contenido social. No vestía de blanco, sino de rojo. Su proyecto político, fuertemente anclado a la izquierda, incluye desde medidas muy concretas como el aumento del salario mínimo y las pensiones, hasta cambios sustanciales en la arquitectura política de Francia, como la prohibición de la tradicional acumulación de mandatos de los cargos públicos. La campaña electoral quedó ayer claramente definida: derecha contra izquierda, la Francia de arriba contra la Francia de abajo.
Quienes tildaban a Royal de moverse hacia el centro, de hacerle guiños a un social-liberalismo blairista, se quedaron sin argumentos. Difícilmente se la podrá acusar, por ejemplo, de proponer una política de ley, orden y policía -como algunos clamaban desde la izquierda- porque al margen de mantener en su discurso sugerencias como el encuadramiento de los jóvenes delincuentes en misiones militares del Ejército, sus propuestas de ayer van justamente en el sentido contrario: el de señalar las desigualdades sociales y la discriminación como el origen de la criminalidad juvenil y la degradación de las barriadas de las grandes ciudades.
El programa de Royal se amolda a las líneas generales del programa aprobado por el Partido Socialista francés (PS) hace un año, pero lo desborda ampliamente. Hay una clara defensa de lo público. El Estado, insistió, debe implicarse más en la creación de vivienda y en que sea accesible a todos los ciudadanos; en la ayuda a los jóvenes, que padecen una tasa de desempleo del 23%, y en el acceso a la educación y la sanidad. Pero no sin condiciones. "Vamos a rejuvenecer este Estado jacobino, centralizado en exceso, que se derrumba por el peso de burocracias inútiles", dijo, antes de proclamar su nuevo lema de campaña: "Más justa, Francia será más fuerte". Y en la base de todo su programa, Royal sitúa la Educación, para construir sobre ella cualquier proyecto de futuro.
La candidata socialista no olvidó en ningún momento el modelo de democracia participativa que ha preconizado desde que se lanzara a la conquista de la presidencia. Una y otra vez recordó, con ejemplos concretos, cómo cada una de sus propuestas nacía de los "debates participativos" con cuya materia prima ha construido su programa, citando incluso los nombres de quienes le habían sugerido determinadas ideas. Y mantuvo su propuesta de introducir elementos de control popular, de democracia participativa, como, por ejemplo, los "jurados ciudadanos" que deberán fiscalizar la labor de los cargos públicos.
Importantes son las propuestas de orden constitucional que, de ser aplicadas, transformarían la arquitectura política de Francia. Royal quiere acabar con la acumulación de mandatos, una vieja tradición francesa que consiste en que cualquier diputado que se precie es, además, como mínimo alcalde y si es posible acumula varios cargos más. Nicolas Sarkozy es el ejemplo más claro de glotonería institucional. La candidata socialista quiere establecer también la iniciativa legislativa popular a partir de un millón de firmas. "Esto es fácil con Internet", dijo.
Royal responde así a uno de los proyectos que más fuerza habían tomado dentro de su partido, el que abogaba por una VI República, en el sentido de reformar el modelo creado por el general De Gaulle en 1958. El mejor ejemplo de cómo pretende reforzar los sistemas de control, el equilibrio de poderes, fue la propuesta de que la presidencia del comité de presupuestos del Parlamento la ocupe un diputado de la oposición.
Royal desgranó asimismo una serie de medidas concretas de carácter social, como la de aumentar en un 10% el presupuesto de investigación, subir las pensiones de jubilación un 5%, construir 120.000 viviendas sociales, controlar las tarifas que aplican los bancos o conceder préstamos sin interés de 10.000 euros a los jóvenes para que "construyan su primer proyecto de vida". El salario mínimo pasaría "lo antes posible" de los 1.254 euros actuales a 1.500 [en España el salario mínimo es de 570 euros], y los que pierdan su empleo seguirán percibiendo el 90% de sus salarios durante el primer año de haberlo perdido. También prometió revisar la confección del índice de precios al consumo (IPC) que identifica la inflación, ya que "todos sabemos que no responde a la verdad", dijo.
En su largo recorrido por todo el espectro de la acción del Estado, propuso también invertir de forma masiva en las energías renovables, gravar los "superbeneficios" de las petroleras para desarrollar el transporte colectivo, imponer medidas fiscales favorables al transporte ferroviario de mercancías y sostener la industria medioambiental. Fue menos precisa en el tema europeo, un asunto que ya dividió al PS durante la campaña del referéndum ganada por el no. Pretende renegociar la Constitución y someterla a referéndum. Europa debe fijarse como objetivo "un crecimiento dinámico y creador de empleos", dijo, y para ello debe inscribirse "el objetivo de crecimiento-empleo" en los estatutos del Banco Central Europeo y crear "un Gobierno de la zona euro". Royal propondrá "la negociación de un protocolo social para reforzar los derechos de los trabajadores".
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