El accidente de un camión colapsa las carreteras del Maresme
El Gobierno catalán no pidió que se dejara de cobrar peaje
El accidente de un camión de gran tonelaje ayer a las 6.00 en el kilómetro 94 de la C-32, a la altura de Cabrera de Mar (Maresme), provocó retenciones de hasta 5,6 kilómetros en ambos sentidos de la marcha y bloqueó todas las carreteras de la zona. El vehículo quedó atrapado en el desnivel del puente, lo que obligó a intervenir a los Bomberos, que rescataron al conductor Diego Alexander S. M., portugués de 28 años, con heridas muy graves. El hombre fue ingresado en el hospital de Mataró.
El Jefe de Tráfico de los Mossos d'Esquadra de Mataró, Miquel Tarrès, explicó que la causa del siniestro parecía ser una distracción. "El conductor ha dado negativo en el control de alcoholemia y no llevaba exceso de velocidad ni había conducido más horas de las permitidas, según el tacógrafo". Tarrès añadió que, mientras se trabajó para rescatar al conductor, "se cortaron sólo dos de los seis carriles, uno en sentido Girona y otro en Barcelona; los cuatro restantes no se interceptaron más que cuando se tuvo que retirar el semi-remolque. Pese a todo, el colapso se extendió a la N-II y a la B-502", es decir, todas las carreteras del Maresme.
La circulación se restableció por completo a las 11.30, aunque a las 13.15 aún trabajaban Mossos d'Esquadra y Bomberos para retirar el chasis del camión y, sobre todo, para recuperar parte del combustible del depósito, que se había derramado sobre la B-502, única vía que a mediodía aún presentaba retenciones.
Algunos de los conductores que padecieron la retención se declararon molestos porque en ningún momento se abrió el peaje de Vilassar de Mar, lo que provocó aún más colas. ACESA, concesionaria de esta autopista explicó que tomó todas las medidas complementarias previstas, pero no levantó los peajes porque para hacerlo hubiera tenido que pedirlo el Servicio Catalán de Tráfico (SCT) y no lo hizo.
El director de este servicio, Josep Pérez Moya, explicó que las colas máximas fueron de 5,6 kilómetros y nunca, salvo un momento en el que se rescató al conductor, quedaron cortados todos los carriles, por lo que no se consideró necesario levantar los peajes.
"Me parece indignante que, aun con embotellamiento, tengamos que pagar un euro con veinte", declaró Núria V., que reside en Vilassar de Mar y se desplaza a trabajar a Barcelona cada día. "¿Ni en casos tan excepcionales como éste pueden levantar las barreras? Es increíble el afán por recaudar dinero de esta gente". Núria explica que hasta hace poco cogía el tren para ir al trabajo, "pero, claro, el servicio de Renfe es tan bueno, que dejé de utilizarlo".
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