"La situación es complicadita"

El presidente del Real Madrid, Ramón Calderón, decidió unir su destino al de un hombre que no le acaba de inspirar plena confianza. Un técnico, Fabio Capello, al que no le ha servido la veteranía ni la fama de perito director de recursos humanos para evitar la apertura de brechas insalvables dentro de la plantilla y los errores de cálculo que han debilitado al equipo en vez de cohesionarlo. Un día después de escuchar el clamor del estadio Santiago Bernabéu pidiendo su dimisión al batir de pañuelos, en plena sacudida de descrédito social, Calderón se puso al frente de su junta directiva para apostar por la misma persona que lastra su popularidad ante los socios. Tras la sesión ordinaria, se supo que Capello dirigirá el partido contra la Real Sociedad, el próximo sábado, en Anoeta. Más allá, su futuro es un enigma. Como apuntó su principal valedor en el club, Pedja Mikatovic, el director deportivo: "En el fútbol, el futuro nunca se sabe".

"Nadie pensaba que sumaríamos siete derrotas. Los jugadores han perdido la confianza"

"La decisión de fichar a Capello fue mía, y la mantengo. Dejemos al presidente aparte"

Calderón no habló en público, pues considera que su imagen ha sufrido un desgaste demasiado grave como para que se siga deteriorando. En su lugar habló el director general de la presidencia, Miguel Ángel Arroyo, que justificó la decisión de mantener a Capello como un acto de razón frente a superchería: "Éste es un acto de confianza, no un acto de fe. Porque se cree que hay elementos suficientes como para creer en este proyecto y en las personas que lo están desarrollando. Lo otro sería una ilusión. Sería creer en algo sin una base racional".

Arroyo explicó además que no son fechas éstas para ponerse a perseguir entrenadores: "Es una apuesta por la coherencia. Se tomó una decisión a principios de temporada y ahora se mantiene. De esta manera se evitan las soluciones fáciles, como ir corriendo en busca de un entrenador, con todas las disfunciones que eso supondría".

Como la consigna es evitar que la figura del presidente se siga erosionando, Mijatovic ofreció una rueda de prensa para asumir toda la responsabilidad de la contratación de Capello: "La decisión de ficharlo fue mía y la mantengo. Dejemos al presidente aparte de todo esto. Me molesta que lo culpen porque el presidente tiene que estar al margen de lo deportivo".

Sumada la séptima derrota en la Liga en lo que va de temporada, Mijatovic rebajó las proclamas. El hombre pasó de asegurar títulos a reconocer que se encuentra en una coyuntura con la que nunca contó. Por primera vez desde la campaña electoral, Mijatovic admitió que el equipo deberá atravesar dificultades. "Estamos en una situación complicadita", dijo, "pero no es desesperada. Los jugadores han perdido la confianza. El equipo no está en el mejor estado de forma. No se consiguen resultados. Pensábamos que sería de otra manera. Nadie pensaba que sumaríamos hasta siete derrotas. Hay cosas que nos están preocupando. No marcamos goles. Estoy preocupado. Nos va a costar. No será fácil cambiar todo lo que pensábamos cambiar".

Mijatovic se despojó del discurso populista coincidiendo con lo que Arroyo llamó "punto de inflexión". El director general de la presidencia lo explicó así: "La resolución judicial del 1 de febrero [una juez de lo civil legitimó la elección de Ramón Calderón en las últimas elecciones] marca un punto de inflexión en la trayectoria de la junta que va a permitir gestionar mejor las actividades y no despilfarrarlas defendiéndose de críticas infundadas. En estos siete meses hemos recabado una experiencia que nos permitirá rectificar posibles errores y actuar con mayores garantías de eficacia".

Arroyo apuntó que la junta se propuso implantar un nuevo modelo basado en "la regeneración de la plantilla, el clima de disciplina en el vestuario, una proyección de futuro y un sentido de compromiso con el equipo". Para lograrlo, apuntó, "se pensó en Capello por tres atributos: su conocida autoridad, su brillante currículo y su conocimiento del Madrid y del sentir del madridismo, que es una casa compleja".