Bové anuncia su candidatura a la presidencia

José Bové, el líder campesino que se convirtió en símbolo de la lucha contra la globalización económica y las multinacionales de la alimentación, anunció ayer su candidatura a la presidencia francesa, el 46º en hacerlo. Es también el quinto pretendiente que se reclama de lo que podría llamarse "la familia antiliberal", los que se declaran hijos del no de izquierdas a la Constitución europea -la extrema derecha también votó en contra-, lo que muestra la atomización de la izquierda de la izquierda, incapaz de superar los protagonismos y el sectarismo de cada formación.

Bové, cuyo primer mitin de campaña, el próximo miércoles, coincidirá con la decisión del Tribunal Supremo sobre un recurso contra una condena a cuatro meses de cárcel por haber destruido un campo de maíz transgénico en 2004, podría iniciar su carrera presidencial entre rejas. Pero no le preocupa. Ayer pidió a los franceses que organicen una "insurrección contra el liberalismo" económico y anunció que, si su recurso no es aceptado, no renunciará a la candidatura.

Para presentar su candidatura eligió la oficina de empleo de la localidad de Saint-Denis, en el norte de París. Comparado a menudo con Asterix, el pequeño guerrero galo que lucha contra el Imperio Romano, con quien comparte bigote y estatura, se ofreció como alternativa a todos los franceses "decepcionados por la izquierda". El pasado noviembre había decidido no presentarse, pero ayer justificó su cambio de opinión asegurando que "varias decenas de miles de personas" se lo habían pedido.

En el trasfondo está la realidad de que la izquierda antiliberal ha fracasado en su intento de presentar un frente común que, al menos, le diera la posibilidad de tener una voz única para negociar con el Partido Socialista, si éste gana las elecciones, o para forzar un giro a la izquierda de la oposición si las pierde. La comunista Marie George Buffet, los trotskistas Olivier Besancenot y Arlette Laguillier y la verde Dominique Voynet han anunciado que se presentan. Por eso ayer sus palabras sonaban un tanto huecas: "Mi candidatura es una candidatura colectiva con sindicalistas, comunistas, ecologistas y activistas de asociaciones".

Identificado con las causas ecologistas y la lucha contra las multinacionales, su programa difícilmente tiene acogida en el mundo urbano, por eso ayer insistió en que su prioridad es una reducción masiva del paro con el desarrollo de actividades creadoras de empleo, la restricción legal de los despidos y una fiscalidad "fuertemente progresiva" para las personas con altos ingresos. Fue duro con la derecha, pero también con la candidata socialista Ségolène Royal, a la que acusó de negarse a "romper con la lógica liberal".

Según los últimos sondeos, un 71% de los franceses estaba en contra de la idea de que Bové se presentara a las elecciones y sólo recogía un 2% de intención de voto. Bové no cuenta con las 500 firmas de alcaldes que son necesarias para ser declarado candidato.