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Reportaje:

La guerra de Zaplana y Camps llega a la encrucijada

Las disputas entre partidarios del portavoz en el Congreso y el presidente valenciano se han sucedido desde 2003. La confección de las candidaturas electorales abre la batalla decisiva entre ambos

Eduardo Zaplana y Francisco Camps, portavoz del PP en el Congreso y el presidente de la Generalitat y de los populares valencianos, respectivamente, afrontan en las próximas semanas una batalla decisiva para su futuro político, una encrucijada. Se trata de la confección de candidaturas en Valencia. Zaplana (Cartagena, 1956) se juega su poder territorial en la provincia de Alicante, imprescindible para conservar su influencia en el PP. Camps (Valencia, 1962) se juega

la estabilidad parlamentaria en caso de que logre mantenerse en el poder, para lo que debe repetir mayoría absoluta.

Tras varias semanas de áspera pugna por el control de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), el presidente nacional del PP, Mariano Rajoy, ha inclinado la balanza a favor Camps, aunque ha dejado pendiente la cuestión más complicada: las listas electorales de Alicante.

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La grave crisis del PP valenciano, a sólo cuatro meses de las elecciones, es el resultado de una fórmula de sucesión, elogiada en su día, y que ahora amenaza con terminar como el rosario de la aurora. Zaplana, que se autodefine como liberal y ejerció de mandatario plenipotenciario desde 1995, pensó que Camps era el candidato ideal para continuar su gestión. Camps, en buena sintonía con los democristianos, ha hecho de la paciencia su mejor instrumento para cambiar los peones de Zaplana por los suyos propios.

Las disputas entre partidarios de uno y otro se han sucedido desde julio de 2003, cuando apenas había transcurrido un mes de la toma de posesión de Camps como presidente de la Generalitat.

- Camps cambia el rumbo. "El proyecto es muy interesante, pero es muy caro y las prioridades están muy centradas en culminar el mapa escolar". El 9 de julio de 2003 las palabras de Esteban González Pons, flamante consejero de Cultura de Camps, referidas al proyecto de ampliación del IVAM, el museo de arte moderno de referencia, desataron las alarmas en el entorno del ministro de Trabajo, Eduardo Zaplana. La reforma del IVAM, uno de los proyectos estrella de Zaplana, quedaba aparcada y se evidenciaba el retraso en la construcción de colegios y la falta de dinero. Días más tarde, varios diputados zaplanistas criticaron al recién estrenado gobierno y pidieron dimisiones. El ministro de Justicia, José María Michavila, salió al quite para reforzar la autoridad de Camps. "Es una apuesta personal de Aznar", aseguró.

- Bancaja. Camps intentó mantener en la presidencia de la mayor caja valenciana a Julio de Miguel y perdió frente a Zaplana. José Luis Olivas, presidente de la Generalitat entre el nombramiento de Zaplana como ministro de Trabajo en verano de 2002 y las elecciones de 2003, fue designado para dirigir Bancaja.

- "No apuesto por la bicefalia". El presidente de la Diputación de Castellón y del PP provincial, Carlos Fabra, lo tuvo claro. Fue el primero en poner su poder al servicio de Camps en la batalla contra Zaplana, todavía presidente regional del partido en noviembre de 2003. La derrota frente a Zapatero llevó a Zaplana al cargo de portavoz en el Congreso. Sus pretensiones de mantenerse al frente del PP valenciano eran insostenibles, pero advirtió: "Mi decisión de renunciar a la presidencia del partido no me desvincula para nada del trabajo del PP de la Comunidad Valenciana".

- Ripoll, el delfín. El presidente de la Diputación de Alicante, José Joaquín Ripoll, con la anuencia de Zaplana, recogió avales de los principales cargos para presentar su candidatura a la presidencia regional del PP. Camps, con apoyo de Fabra y Rita Barberá movilizó a los alcaldes en su favor. "Hay un profundo malestar y disgusto por esta extraña espiral desatada con los avales", dijo la alcaldesa de Valencia. La dirección nacional del PP forzó la componenda el 29 de abril de 2004. Camps fue nombrado presidente regional del partido y Ripoll secretario general.

- Terra Mítica en crisis. La situación financiera del parque de atracciones de Benidorm, emblema de Zaplana, llevó a la suspensión de pagos en mayo de 2004. "Creo que la acción de gobierno del mejor político que ha tenido, que tiene y tendrá la Comunidad Valenciana no puede ser borrada", dijo en mayo de 2004 el presidente de las Cortes Valencianas, Julio de España. Advirtió al Gobierno de Camps que dimitiría "en el horizonte del verano de 2006" si no se salvaba Terra Mítica.

- Los amos de Canal 9. "Al actual modelo de Canal 9 le quedan horas", señaló el portavoz de la Generalitat, Alejandro Font de Mora en junio de 2004. La victoria del PP en las europeas en la Comunidad Valenciana permitió a Camps asaltar Canal 9, controlado hasta entonces por los zaplanistas. La dimisión del director general de RTVV José Vicente Villaescusa abrió paso a Camps. Para el espectador, el modelo no ha cambiado en nada.

- Plante parlamentario. Veinte diputados zaplanistas plantaron a Camps en las Cortes Valencianas en un pleno extraordinario en el que no se tenía que votar nada en julio de 2004. "Habrá que pensar por qué se ha hecho y ver las causas", dijo Ripoll.

- Zaplanistas fuera. Agosto trajo una nueva exclusión de cargos zaplanistas. Algunos de los cargos alicantinos defenestrados por Camps del segundo escalón del Consell lograron refugio en la Diputación de Alicante. La resistencia de Zaplana evitó que Camps dejara sin cartera a sus tres consejeros afines.

- Congresos y tanganas. Noviembre de 2004 fue el mes de los congresos. En el regional, Camps barrió a los zaplanistas. En el provincial de Alicante, celebrado semanas más tarde, Ripoll hizo lo mismo con los campistas. La tensión entre campistas y zaplanistas tuvo fiel reflejo en la elección de compromisarios de Elche: puñetazos, urnas por los aires, insultos. Al juzgado.

- La reforma del Estatuto, elemento de discordia. "Nosotro

s no concurrimos a las elecciones con ninguna reforma estatutaria", dijo Zaplana en abril de 2005 en Valencia, justo cuando Camps intentaba pactar con los socialistas la ampliación del autogobierno. El presidente de las Cortes Valencianas llegó a encargar un dictamen contrario al contenido de la reforma. Finalmente, el PP provincial de Alicante "acata pero no comparte" la reforma pactada por Camps con el PSPV-PSOE.

- ¿Qué turismo? La consejera de Turismo, la campista Milagrosa Martínez, y la de Participación, la zaplanista Gema Amor, se enzarzan en una agria discusión por la política turística en la provincia de Alicante que trasciende públicamente. Es la última perla, en mayo de 2005, de un rosario de discusiones por el reparto de subvenciones turísticas.

- Guerra de sexos y poder. Julio de 2005. Dos consejeras y siete diputadas zaplanistas firmaron un manifiesto socialista para reprobar al delegado del Consell en Elche, Manuel Ortuño. El cargo campista acababa de ser condenado a pagar una multa por llamar "puta" a una diputada.

- El primer tránsfuga. Un diputado autonómico del PP por Castellón se convirtió en noviembre de 2005 en el primer tránsfuga de la era Camps. Los campistas apuntaron en privado a los zaplanistas como autores intelectuales del vergonzoso espectáculo.

- El preludio de la CAM. La designación de los candidatos a las capitales de provincia reabrió las hostilidades. Los zaplanistas se opusieron a que el alcalde de Alicante, Luis Díaz Alperi, imputado en varios delitos, repitiera. En octubre de 2006, cedieron a cambio de que Ripoll fuera ratificado como candidato a presidir la Diputación de Alicante.SCIAMMARELLA

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