El Sevilla pierde precisión
Kanouté falla tres goles y su equipo empata en El Madrigal frente a un Villarreal disminuido
Sólido atrás, al Sevilla se le escapan los puntos por arriba: allí Kaonuté desperdició anoche hasta tres goles cantados. El cuadro de Juande sigue sin ganar en 2007 y eso le pesa en su juego de ataque, que ha perdido brillantez y, sobre todo, precisión. Fue un partido de grueso calibre, extenuante en el plano físico, en el que el Villarreal apareció como en las últimas jornadas: muy disminuido. El inexpresivo Riquelme hizo una mueca exagerada mientras contemplaba el encuentro desde la grada: enseñó la dentadura delantera como muestra de desencanto ante una falta lanzada y fallada por quien está llamado a sucederle en el imaginario amarillo, Matías Fernández. El joven media punta chileno está muy lejos todavía del mediocampista argentino. El Villarreal no es ni sombra de lo que era. Ni un recuerdo de aquel equipo que encandiló hasta a sus rivales. Ahora es otra cosa: un equipo trabajador como hay cientos. Ha perdido el estilo.
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Villarreal:Viera; Josemi, Cygan, Fuentes (Quique Álvarez, m. 66), José Enrique; Cani, Josico, Senna, Marcos (Bruno, m. 90); Matías Fernández (Jonathan, m. 83) y Forlán. No utilizados: Barbosa; Arruabarrena, Tacchinardi y Somoza.
Sevilla:Palop; Alves Javi Navarro, Escudé, Puerta; Hinkel, Poulsen, Renato (Kerzhakov, m. 77), Adriano (Duda, m. 26); Kanouté y Chevantón (Maresca, m. 61). No utilizados: Cobeño, Ocio, Dragutinovic y Alfaro.
Árbitro:Iturralde González. Amonestó a Poulsne, Josemi, Renato, Alves, Javi Navarro, Escudé, Josico, Maresca, Marcos y Quique Álvarez.
Unos 17.000 espectadores en el estadio de El Madrigal.
Pancartas a favor de Riquelme en la grada del Madrigal. Es natural. Es el jugador sobre el que el Villarreal construyó un magnífico conjunto que se enseñoreó de Europa. Le debe mucho la hinchada amarilla, pero también el jugador le debe mucho al club castellonense. En concreto, su rehabilitación como futbolista de élite. Se necesitan y, al mismo tiempo, se repelen: el orgullo desmedido de Riquelme ha chocado con el no menor orgullo de Fernando Roig, que malcrió durante años a su estrella para aplicarle ahora la mano dura. Con la pleitesía del entrenador, Manuel Pellegrini, que prescinde de Riquelme "por actitud". Ahora que el dirigente ha enseñado el pulgar hacia abajo. Como si antes la actitud del caprichoso as argentino hubiese sido diferente. Precisamente Pellegrini, un técnico que reclamó el derecho de la grada a ser respetada a través de un fútbol hermoso.
Eso difícilmente ocurrirá en el Villarreal si no está Riquelme. Al menos en la presente campaña. El cuadro de Pellegrini camina directo hacia la vulgarización. Puede ser más agresivo, más solidario, más vulgar, en definitiva. Carece del último pase que siempre se esperaba de Riquelme para romper la defensa, cualquier defensa. De ahí que el principal afectado de esta ausencia sea Forlán. Le llegan menos pases y los que le llegan, no son tan favorables. A pesar de que ayer el delantero uruguayo dio una lección de cómo desmarcarse por todos los rincones de la delantera. Y fue Senna quien mejor supo interpretarlo. Pero Palop, que fue el portero del Villarreal en su primera temporada en Primera, respondió con autoridad.
Al Sevilla le pesan las dos derrotas consecutivas, su casillero en un 2007 en blanco. Ha perdido la confianza de medio del campo hacia adelante. En la defensa, mantiene las mismas constantes vitales. El central Cygane mantuvo a raya a Kanouté y las alas salieron cortadas por las propias bajas. Sin Navas, Hinkel no inspiró de la misma manera a Alves, que guardó más las espaldas. Y tras la lesión de Adriano, a Duda le faltó la profundidad que caracteriza al interior brasileño.
El equipo de Juande recibió órdenes en el descanso de su entrenador en las que se le exigía una mayor ambición. Jugó más el Sevilla en campo local y a Kanouté se le abrió por primera vez el camino expedito hacia el portero Viera. Como consecuencia de un error clamoroso de Fuentes, que pifió el despeje. Kanouté, sin embargo, desaprovechó un disparo muy sencillo, y el que habría sido su 16º gol de la Liga, enviándolo fuera.
Juande necesitaba una vuelta de tuerca y recurrió al proscrito Maresca, que alimentó el centro del campo en sustitución de un desaparecido Chevantón. Se trataba de ganar el control de la pelota, si bien la siguiente oportunidad de gol se presentó gracias de nuevo al central Fuentes, en otra pifia en el despeje. En este caso el zurdo Duda chutó a las nubes con la derecha.
A estas alturas del partido, el Villarreal reconocía sus limitaciones. Atacaba poco, casi siempre por la izquierda: buena sintonía entre los jóvenes José Enrique y Marcos. Y sobrevivía en una defensa en la que entró Quique Álvarez por el lesionado Fuentes y, como por contagio, imitó los errores de aquél. Fue, no obstante, Palop y no Viera quien hubo de estirarse al máximo. El trallazo colocado de falta de Forlán iba a la escuadra. Lo evitó Palop.
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