El Depor, plagado de suplentes, tumba al Mallorca

Al Deportivo le bastó con un equipo plagado de teóricos suplentes para noquear al Mallorca a domicilio y sólo un gol del ariete argentino Maxi López en los minutos de prolongación privó al grupo de Joaquín Caparrós de dejar casi sentenciado el pase a los cuartos de final de la Copa del Rey.

Ambos equipos cruzaban sus trayectorias opuestas -en caída libre la de los isleños, y en pleno repunte la de los coruñeses- en un partido copero con alineaciones prácticamente irreconocibles. El equipo de Gregorio Manzano, que acumula cuatro derrotas seguidas en la Liga, presentó novedades en todas las líneas y confió en el exdeportivista Diego Tristán para acompañar a Maxi López en la punta. Pese a estar más activo que en otras ocasiones, el delantero andaluz no logró romper su falta de efectividad de cara a portería. Desde su regreso a la isla, esta temporada, no ha logrado marcar un solo gol.

Con un once muy distinto al que se impuso en Riazor al Real Madrid, el Depor salió en busca del gol y cercó el área de Moyà en los primeros minutos.

Barragán y Taborda, dos de las novedades del equipo de Caparrós, pudieron sentenciar para el Deportivo la eliminatoria. El baile del connunto coruñés fue espectacular. Pero después el ritmo del partido cayó en picado.

El Mallorca, necesitado de una victoria para rearmarse moralmente, sólo comenzó a inquietar al rival en la segunda parte, aunque, lastrado por un exceso de horizontalidad, volvió a mostrarse incapaz de superar a una defensa bien ordenada. No le costó al Depor aguantar las discretas acometidas de un trotón Maxi López, igual que no le valió demasiado esfuerzo desequilibrar la eliminatoria. Lo consiguió gracias a un despeje en falso de Moyà, que dejó el balón en bandeja para que Adrián lo enviara a la red. Seis minutos más tarde, Taborda, con un certero remate de cabeza, asestaba el segundo golpe a un Mallorca con los brazos bajados. Manzano inició entonces la habitual rueda de cambios e insufló algo de actitud a sus hombres, que empujaron para tratar de enmendar el desaguisado. A la espera del desenlace en A Coruña, los gallegos echaron el cerrojo y acabaron con uno menos por la expulsión de uno de sus pivotes, Juan Rodríguez. Cuando los escasos aficionados que quedaban en Son Moix ya habían sacado los pañuelos para abuchear a los suyos, Maxi López culminó de un fuerte disparo una internada por la izquierda para reavivar levemente la esperanza balear de cara al partido de vuelta.