Aguirre se cansa de Maniche
El técnico del Atlético, que se mide a Osasuna en la Copa, lamenta la indisciplina del medio luso
Javier Aguirre no quiere confusiones. El técnico mexicano, un hombre de verbo fácil y afable, es un fanático de los códigos. De las barreras que se pueden traspasar y de las puertas que es mejor dejar cerradas. Ayer, después de trasladar su enojo a los directivos del Atlético, sopesó su plan de dejar en la grada al portugués Maniche para el encuentro copero de esta noche con Osasuna.
A Aguirre le gusta Maniche como futbolista. Lo que no le gusta es que llegase el pasado domingo 40 minutos tarde al entrenamiento. Un comportamiento que, según las normas de la entidad, le supondrá unos 400 euros de multa, a 10 euros por minuto. Pero no sólo eso. También, una bronca considerable del entrenador y su expulsión de la práctica, su descabalgamiento del equipo y una fractura abierta en el vestuario. "Es una decisión que tengo que tomar. Una vez que lo haga, se lo comunicaré. Es una decisión que tengo que meditar", explicó el preparador, que dará la lista definitiva hoy mismo tras el entrenamiento matinal. La única certeza sobre el once es que la portería la ocupará el canterano Cuéllar por los problemas que arrastra Leo Franco. "Maniche es muy especial", dicen desde los despachos. El luso, de carácter introvertido, es un tipo de personalidad y trato complejos. No es la primera vez que choca con Aguirre. Ya mantuvo sus diferencias con él por alguna sustitución y faltó sin permiso a otra práctica. También llegó a acusar a sus compañeros de falta de espíritu. Un diagnóstico compartido por otros miembros de la caseta, pero que, según los célebres códigos, resulta pecaminoso reconocer en público.
"El jugador no tiene pretexto para sentirse temeroso", esgrime el preparador
El propio Aguirre apoyó de modo vago esa tesis: "El jugador no tiene pretexto para sentirse temeroso. Parece que ha habido otros años en los que futbolistas específicos no pudieron triunfar porque les pesaba el Calderón".
Sobre las dificultades de su grupo para jugar con un mínimo de decoro en el Manzanares, el mexicano opinó: "Nos debemos liberar con un buen partido". Reconoció así de modo implícito que el equipo no se siente muy cómodo en su propio estadio. Algo para lo que no encuentra explicación: "No hay pretextos para que se sientan temerosos. La grada sólo anima".
Aguirre, sin embargo, volvió a poner el acento en evitar recibir goles y ser "serios en la defensa". Un énfasis que ha provocado algunas confusiones entre sus jugadores. No obstante, aseguró que se conforma con jugar "un poco mejor la pelota y ser capaces de generar alguna ocasión".
Se reencuentra Aguirre por primera vez desde su marcha, el pasado junio, con Osasuna, al que dirigió durante los últimos cuatro años. Un equipo que conoce perfectamente las aristas del técnico. Cuando el mexicano abandonó el club, una parte considerable del vestuario no le dirigía la palabra.
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