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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Lágrima Ríos, cantante uruguaya

Era conocida como "la perla negra del tango"

Diego A. Manrique

Lágrima Ríos, cantante uruguaya de tango, milonga y candombe, murió en un hospital de Montevideo el 25 de diciembre, a causa de una enfermedad cardiaca. Con 83 años, era una leyenda de la música rioplatense: formó parte de Café de los Maestros, la selección de añejos tangueros concebida por el productor Gustavo Santaolalla, la versión austral del Buena Vista Social Club cubano.

Era historia viva de la música popular del Río de la Plata: de niña, recuerda haber visto a Carlos Gardel; como tanguera, compartió escenarios con leyendas como Aníbal Troilo, Óscar Alemán, Osvaldo Pugliese o Roberto Goyeneche. De verdadero nombre Lida Melba Benavídez Tabárez, había nacido el 24 de septiembre de 1924 en Durazno, a 183 kilómetros de la capital. Su familia se instaló en Montevideo, donde el padre trabajaba irregularmente en los muelles mientras que la madre se dedicaba al servicio doméstico. Allá por 1942, cuando pudo debutar en un recreo (sala de baile al aire libre), aceptó con la voluntad de ayudar a la economía familiar. Recordaba que se estrenó con ropa prestada por las vecinas.

Su bello apodo artístico fue una ocurrencia del compositor Alberto Astra, en cuyo grupo se integró en 1950. El repertorio de Lagrima Ríos revela que entonces no regía el concepto de purismo nacionalista: cantó folclor argentino y paraguayo antes de desembocar en el tango y en el candombe, la música de los uruguayos de origen africano. También interpretó boleros y música brasileña. Con el conjunto vocal Brindis de Sala, escenificó spirituals; probó incluso con los blues traducidos al español.

Podía triunfar en concursos de tango y en las competiciones de música de carnaval pero el color de su piel no pasaba inadvertido. Algún local nocturno se negó a dejarla entrar cuando actuaba con la orquesta montevideana de Orosmán Fernández; de gira por Europa, fue maltratada por el embajador de Uruguay en Bonn. En 1995, sería elegida dirigente de Mundo Afro, una asociación cultural que combate el racismo. En tiempos recientes, se implicó en las luchas políticas, apoyando al Frente Amplio y celebrando la elección de Tabaré Vázquez a la presidencia de la República Oriental del Uruguay. Sabía de los peligros de significarse políticamente: su único hijo, simpatizante de los tupamaros, debió exiliarse en 1972 e instalarse en Suecia.

Ella también viajó para ganarse la vida. Aparte de temporadas en Argentina, residió en España entre 1982 y 1985; en 1993, fue estrella del Festival de Tango de Granada al frente de una banda dirigida por el guitarrista Daniel Petruchelli. Se sintió reivindicada al dar un concierto en la Universidad de la Sorbona, donde pudo evocar sus dificultades para expresarse como negra y como mujer: "Había gente que decía que era de mal gusto que yo cantara algunos tangos que habían popularizado intérpretes masculinos".

Por la debilidad de la industria fonográfica de su país, Lagrima Ríos no editó demasiados discos. El más memorable es La perla negra del tango (1972); en la vertiente del candombe, brilló con Luna y tamboriles (1976).

Sus hábitos personales -ni fumaba ni bebía- permitieron que conservara íntegras sus facultades vocales hasta el final. Aunque tenía problemas de corazón, acudió a la llamada del productor argentino Gustavo Santaolalla para participar en el proyecto Café de los Maestros, donde fue la única representación de Uruguay. Falleció el lunes 25 de diciembre. Al día siguiente, una multitud acompañó a sus restos, que reposan en el panteón de la Asociación General de Autores del Uruguay (Agadu); una cuerda de tambores despidió a "la dama del candombe".

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