Detenido en Michoacán un jefe de los 'narcos' mexicanos
Las autoridades mexicanas se incautaron de cientos de kilos de marihuana, así como de más de un centenar de armas y granadas, y detuvieron a 80 personas en la operación contra el narcotráfico y la delincuencia organizada puesto en marcha en el Estado de Michoacán.
La pieza mayor en la captura de narcotraficantes, emprendida por el Gobierno del presidente Felipe Calderón con 7.000 policías y militares, fue Jeremías Ramírez García, un importante jefe del cartel del Golfo. Apodado El Carne Seca, Ramírez es uno de los miembros más destacados del grupo de sicarios conocido como Los Zetas, formado hace varios años por ex militares de élite entrenados para combatir el narcotráfico y dirigente de los llamados kaibiles, antiguos soldados guatemaltecos también reconvertidos en asesinos a sueldo.
Aparte de la detención de este capo del narcotráfico, los portavoces militares han informado de que los "resultados [de la operación] han sido contundentes (...) No existen precedentes de una campaña que en apenas 20 días haya hecho tanto daño al crimen organizado". El general Guillermo Galván, secretario de la Defensa Nacional, dijo ayer que en "en esta batalla" han sido destruidas más de 5.000 plantaciones de marihuana y se han requisado 6,2 toneladas de la misma droga. También se han incautado de 127 armas y 35 vehículos. Contra el optimismo de las fuentes oficiales, la prensa ha informado de que en las últimas dos semanas unas veinte personas han sido asesinadas por sicarios de los carteles de la droga a pesar de la presencia de miles de soldados y policías.
El Gobierno inició el martes una operación similar en la ciudad de Tijuana, fronteriza con EE UU, y también bastión del narcotráfico. Las operaciones han sido, en general, bien recibidas por la opinión pública mexicana. En Michoacán hubo más de 2.000 asesinatos relacionados con el narcotráfico el año pasado. El envío de tropas y policías a la zona fue la primera decisión del presidente Calderón cuando apenas llevaba 11 días en el cargo.
Ahora, la sociedad michoacana espera una ofensiva conjunta por parte del Gobierno estatal, en manos del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), y federal para impulsar el desarrollo social en la zona y, sobre todo, para acabar con la corrupción enquistada en la política y las fuerzas de seguridad.
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