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España asume la presidencia de la OSCE durante 2007

Madrid tiene como objetivo superar la fractura en dos bloques en la organización

España asume con la llegada de 2007 la presidencia de la OSCE (Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa) con la ambición de detener su deslizamiento hacia la fractura en dos bloques puesto de manifiesto en los últimos años. "Debemos recuperar el espíritu de familia y superar las posiciones antagónicas, que empiezan a concitar preocupaciones en algunos Estados miembros", dice el ministro español de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, que dirigirá durante este año los trabajos de los 56 países de la organización. Madrid espera que durante su presidencia se logre un acuerdo en el conflicto de Nagorno-Karabaj, en el Cáucaso.

La OSCE tiene sus raíces en la Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE), cuando en 1975 se hizo el primer intento concertado de buscar un acercamiento entre Este y Oeste. La evolución de los acontecimientos y el fin de la guerra fría permitieron a los socios transformar la CSCE en OSCE en 1994, con la idea de buscar la seguridad colectiva a partir de un triple pilar de colaboración: político-militar, económico-ambiental y humanitario. Derechos humanos y el aliento a la democratización eran sus principales motores, encarnados en las misiones de observación electoral que se han convertido en bandera de la organización.

Aquella atmósfera de relativo entendimiento se ha quebrado, y la reunión de hace un mes en Bruselas, con la que se puso fin a la presidencia belga de 2006, hizo patente el encono de las divisiones, con Estados Unidos y Rusia encabezando sendos bloques y cruzándose reproches. Washington acusó a Moscú de chantajear a sus vecinos e hizo notar retrocesos en las libertades en países de la órbita rusa, a lo que el Kremlin respondió que Occidente estaba usando la OSCE como un instrumento de injerencia en asuntos internos de algunos países.

Heterogeneidad

Por quinta vez, la reunión de la OSCE se disolvió sin que los 56 miembros de la organización (de Canadá y Estados Unidos a Rusia y Kazajistán) fueran capaces de ponerse de acuerdo en la redacción de un comunicado final. "Esa heterogeneidad de la OSCE puede amenazar la existencia de la propia OSCE", reconoció entonces Bernardino León, secretario de Estado de Exteriores.

"Debemos recuperar el espíritu de familia y superar posiciones antagónicas que se vienen percibiendo en los últimos años, que empiezan a concitar preocupaciones en algunos Estados miembros", mantiene Moratinos. El jefe de la diplomacia española presentará oficialmente su programa del año el próximo día 11 en Viena, sede de la organización.

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