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Reportaje:JUAN MIGUEL MORENO LOMBARDERO | Presidente de la Asociación de Amigos de Unamuno

"Bilbao debería anunciarse como la cuna de Unamuno"

Hoy se cumplen 70 años de la muerte del filósofo y escritor bilbaíno Miguel de Unamuno y Jugo, uno de los vascos más universales al decir de muchos. El presidente de la Asociación de Amigos de Unamuno, el abogado Juan Miguel Moreno Lombardero, creería acertado que "Bilbao se publicitase como la cuna de don Miguel" para ser una ciudad conocida universalmente.

El escritor nunca ha estado bien visto por el nacionalismo dominante -fue muy crítico con su coetáneo Sabino Arana- y ha quedado relegado a un recuerdo mínimo, solo alimentado por el núcleo liberal de Bilbao. Su figura, sin embargo, está presente en las manifestaciones culturales de Salamanca, donde llegó a ser rector de su Universidad y donde murió, o en Fuerteventura, donde fue desterrado por Primo de Rivera.

"Unamuno era un pensador extraordinario y contradictorio"

El Ayuntamiento de Bilbao no tiene previsto ningún acto conmemorativo de la efemérides de hoy, aduciendo que ya realiza un recuerdo anual, a fines de septiembre, en recuerdo de su nacimiento el 29 de septiembre de 1864. Este breve acto se desarrolla en la plaza que lleva el nombre de Unamuno, bajo el busto obra de Victorio Macho colocado sobre una columna diseñada por el que fuera arquitecto municipal Ramón Lecea. Es un monumento controvertido, que el ingenio popular llamó El Pirulí, instalado con motivo del cincuentenario de la muerte de don Miguel, con carácter provisional, en tiempos del alcalde Jon Castañares.

"Es evidente que Unamuno no está bien visto por los más nacionalistas", afirma Moreno Lombardero, que admite excepciones como las del alcalde, Iñaki Azkuna, quien recientemente participó en el ciclo de conferencias sobre la figura del filósofo y escritor celebrado en la Biblioteca de Bidebarrieta, con la colaboración de la Sociedad El Sitio, Euskaltzaindia y la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País. "La colaboración de todas estas entidades ha sido importante por lo que representa de superación de ese concepto que se ha ido fraguando sobre el presunto antivasquismo de don Miguel", dice Moreno Lombardero.

Ese pretendido antivasquismo comenzó a fraguarse ya en 1884 con su tesis doctoral sobre el euskera. El texto era una crítica del problema sobre el origen y prehistoria de la raza vasca, en la que anticipaba sus posturas contrarias a las pretensiones y afirmaciones del incipiente nacionalismo de los hermanos Arana Goiri. "El idioma vasco es un idioma sintético como la realidad, que es una gran síntesis", decía Unamuno. "Es un lenguaje de tipo inferior y perfecciones que en él ven sus panegeristas son las perfecciones de que han ido despidiéndose en sus procesos los idiomas de los pueblos cultos". El que Sabino Arana hubiera intentado crear las palabras que le faltaban al euskera y unificarlo era, para Unamuno, un crimen que cambiaba el idioma.

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Estas diatribas de Unamuno provocaron su leyenda de antivasco, hasta el punto de que un actual académico de Euskaltzaindia llegó a decir hace 20 años que "no podía ser un buen vasco si no hablaba euskera". Unamuno opositó a la cátedra de este idioma en el Instituto de Bilbao junto a Resurrección María de Azkue, que fue el nombrado, y propio Sabino Arana, y escribió en euskera tanto en prosa como en verso.

"Unamuno era un pensador extraordinario y contradictorio", defiende Moreno Lombardero, quizá recordando su frase de que "el modo de dar una vez en el clavo es dar cien veces en la herradura" y se duele de que no sea tan valorado como "otros personajes más lineales que están siendo reivindicados por el país".

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