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Columna
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Mejores y peores deseos

Jesús Ruiz Mantilla

Hoy, 31 de diciembre, es un día perfecto para la dualidad. La fecha indicada para sacar de paseo a ese Doctor Jeckyll y Mr. Hyde que nos tiene a todos más que poseídos. Cuando era más joven y menos rebelde me dejaba embadurnar con la dulzona miel de los buenos deseos cada año entrante y todavía me gustaba el jugo de las uvas, pero a medida que pasan las primaveras se me atragantan. Además voy quitándome algunas caretas y redondeo la lista de peticiones con algunas maldades que retrasarán mi entrada en el reino de los cielos.

Lo curioso es que no pienso mover un dedo para remediarlo y ya veo a mis tías solteras a la derecha de Dios padre rezando rosarios en pos de mi salvación. Que sepan que para este año he pedido muchas cosas. La primera, comprender este mundo al revés que trata de marearnos en su noria incesante de disparates.

Jamás creí que llegaría el día en que Esperanza Aguirre fuera a alzarse como el médico a palos de Fidel Castro. Bien mirado, y yo no soy de los que me creo el cuento del milagro de la sanidad cubana, las autoridades de la isla, visto que el doctor House se les iba de caché, se habrán planteado en una de sus siniestras reuniones: "¿Cuál en todo el mundo es el sistema sanitario que a día de hoy se encuentra a nuestra altura?". Y habrá saltado alguno de aquellos prohombres del comunismo balsero, un tanto viajado: "El de la Comunidad de Madrid". Sin duda que han dado en el clavo, pero para las brillantes conclusiones con las que nos ha iluminado el doctor José Luis García Sabrido, del hospital Gregorio Marañón, con luz y taquígrafos, ya teníamos una semana antes el parte de Hugo Chávez: "Fidel no tiene cáncer". Qué gran noticia para empezar el año. ¿Le harán una estatua en la isla a Lamela, ese peazo de consejero de Sanidad? No sé si esto es un deseo o un temor, más bien.

Ya puede tomar nota de tamaño despliegue de caridad navideña la joven Leire Olmeda, coordinadora de las juventudes de IU en Rivas-Vaciamadrid, quien en su blog -qué peligro estos artefactos virtuales donde todo el mundo hace de su capa un sayo sin ruborizarse- pide que Fraga se muera y que a Esperanza Aguirre le aparezca un cáncer. Pero, ¿estamos locos? Mi deseo dual es que bajemos un poco el tonillo.

Quiero anticiparme con ese deseo al tono que Fernando Sánchez Dragó utilizará en sus nuevos Diarios de la noche en Telemadrid, donde sustituirá a German Yanke, que lo dejó por no tragar con la paranoia siniestra de la cobertura que los peces gordos del PP regional querían darle al 11-M. Así le quito un tanto de originalidad al debutante. Aunque a eso no creo que le gane nadie porque todavía queda en nuestras retinas aquella borrachera gigantesca de Fernando Arrabal en su programa libertario de los años ochenta. ¡Lo que han cambiado las cosas! Ardo en deseos de comprobar cómo será la puesta en escena del nuevo informativo y mi deseo bipolar para el nuevo busto parlante es que siga dando el telediario con su atril y sus gafas de ver de cerca colgantes. Pero que no se confíen los mandamases de Telemadrid, porque el historial de este escritor / divulgador es de lo más zigzagueante: lo mismo va de tuareg ácrata, que se entera ahora de que a su padre no le mataron los rojos sino los nacionales y te lo cuenta en una novela que juega en la corriente de la Memoria Histórica. Muy fiable no parece que sea para el rigor de un informativo al uso. Pero en un medio cuyos directivos, según han denunciado los profesionales amordazados de la tele regional, quieren hacer hacer primar a toda costa la teoría conspirativa sobre la tozuda realidad, Sánchez Dragó puede encajar.

Lo que sí tendrá que reflejar el nuevo Diario de la noche son los avatares de la campaña. He aquí mis encontrados deseos más fervientes para el turre que se nos avecina. Que no tengamos que ver los ya más de seis millones de habitantes madrileños rascar votos en los asilos ni en las guarderías más de lo necesario. Y que la guerra entre ellos no sea demasiado sucia. Aunque con esa ristra de alcaldes en la picota además de todos estos metros que quedan por recalificar en cada pueblo de la región, no las veo todas conmigo. Feliz Año.

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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